Logo del Movimiento de Países No Alineados. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:20 pm
La cumbre del Movimiento de Países no Alineados (MNOAL) convocada por su actual presidente y jefe de Estado de Azerbaiyán, Ilham Aliye, mediante una videoconferencia, mostró una sólida voluntad de aunar fuerzas y talentos para vencer la Covid-19.
A pesar de su carácter «virtual», a fin de respetar el obligado «distanciamiento social», la reunión propició un vigoroso y útil intercambio de ideas, propuestas y compromisos, con más vitalidad y energía que muchos encuentros «reales» en un salón de conferencias.
A fin de cuentas, resultó una eficaz idea de los integrantes del Grupo de Contacto del MNOAL para mostrar su sentido de responsabilidad y urgencia a la hora de abordar una pandemia que arrasa con miles de vidas en los cinco continentes.
A pesar de la polícroma diversidad de orígenes geográficos, historias, lenguas y sistemas políticos prevalecientes en cada uno de los países o regiones asistentes al «encuentro en la pantalla», sorprendió la reiterada coincidencia de propósitos.
A simple vista, los conceptos más repetidos por todos fueron «solidaridad«, «cooperación», «urgencia», «compromiso global», inscritos en un norte —o mejor un sur— preestablecido: la defensa y preservación de la vida de los más vulnerables, la prioridad a los menos desarrollados, entre otras valiosas ideas.
Esa unidad de propósitos en la diversidad ha sido una de las fortalezas más sólidas de los No Alineados, desde la cumbre afroasiática de Bandung (1955), cita precursora donde se forjaron los principios esenciales, hasta la reunión de Jefes de Estado constitutiva del Movimiento en Belgrado, Yugoslavia, en 1961.
Y no fue casual que la Cuba revolucionaria e internacionalista, fuera en aquel momento el primer y único país presente por América Latina, en una acción movilizadora que aglutina hoy a 26 naciones de la región.
La temprana participación de Cuba y de su liderazgo revolucionario influyó decisivamente en la distinción de adversarios y aliados del Movimiento No Alineado e imprimió una creciente energía a sus pronunciamientos tanto en Naciones Unidas como en otros foros mundiales.
Ya en 1979, la Sexta Cumbre de La Habana consagró el liderazgo tercermundista de Cuba, su convocatoria solidaria con Vietnam, su papel decisivo en la estocada final al colonialismo en África y al ominoso régimen del apartheid en Sudáfrica, victorias que fortalecieron la influencia de los No Alineados.
En la actualidad, el Movimiento No Alineado está conformado por 120 países miembros y 27 observadores (17 Estados y 10 Organizaciones), que representan más de dos tercios de las Naciones Unidas y alrededor del 55 % de la población mundial.
Con razón, la prensa cubana recordó la víspera el pronunciamiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en la VI Cumbre de La Habana, en 1979, cuando dijo: «La fuerza de nuestros países unidos es muy poderosa. [...] Los aquí reunidos representamos la inmensa mayoría de los pueblos del mundo. ¡Unámonos todos estrechamente; concertemos las crecientes fuerzas de nuestro vigoroso Movimiento en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales, para exigir justicia económica para nuestros pueblos, para que cese el dominio sobre nuestros recursos y el robo de nuestro sudor! ¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo, nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir!».
A su turno, al dirigirse a sus colegas y el resto del mundo que seguía la cumbre virtual, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, denunció que en el complejo escenario provocado por la Covid-19, Estados Unidos ataca el multilateralismo y descalifica injustamente el papel de las organizaciones internacionales, en particular a la Organización Mundial de la Salud.
Solo la unidad podría salvarnos, alertó. Debemos enfrentar el egoísmo y estar conscientes de que la ayuda proveniente del Norte industrializado será escasa.
A esa misma hora, la administración del presidente de Donald Trump confirmaba su advertencia. En otra videoconferencia casi simultánea de líderes de naciones industrializadas y ricas, convocada para reunir fondos para enfrentar la Covid-19, Estados Unidos brillaba por su ausencia.
Washington se mantuvo sordo y mudo. Rehuyó el llamado a tomar parte en la colecta pública –ante los ojos del mundo— para recaudar al menos 7 500 millones de euros (8 200 millones de dólares) para investigar una posible vacuna y tratamientos para el coronavirus. Dicen que el compromiso se logró, sin el aporte de Washington.
Nada más oportuno para dar la razón al jefe de Estado cubano cuando decía a sus colegas: Por eso debemos complementarnos, compartir lo que tenemos, apoyarnos mutuamente y aprender de experiencias exitosas.
Y como la tónica de Cuba ha sido predicar con el ejemplo, detalló como 25 nuevas brigadas de profesionales cubanos de la salud se han incorporado en el último mes a los esfuerzos de 23 países para combatir la pandemia, sumándose a las que ya prestaban servicios en 59 Estados, muchos de ellos miembros del Movimiento de Países No Alineados.
Esa es la experiencia de Cuba y su papel en los No Alineados. Por eso tampoco fue casual que el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Mousa Faki Mahamat, reconociera públicamente como hecho excepcional el apoyo de China y Cuba a África.
La cumbre virtual del MNOAL conducida este lunes por el presidente azerí Aliyev confirmó en las diversas intervenciones el propósito de evitar la politización del virus por el bien de toda la humanidad.
Asimismo, apuntó que «es hora de la unidad global y de redoblar la solidaridad internacional y la cooperación multilateral», una expresión escuchada a lo largo de toda la jornada.
Como resumió el presidente Díaz-Canel: «Digámoslo con honestidad: si hubiéramos globalizado la solidaridad como se globalizó el mercado, la historia sería otra».