Primera Secretaria de la Unión de jóvenes comunistas se reúne con colaboradores cubanos en Venezuela. Autor: Yoerky Sánchez Cuéllar Publicado: 07/03/2018 | 01:10 pm
CARACAS.— Se escuchó como un dulce reproche: «Ustedes no se han dado cuenta, pero me han hecho llorar», les dijo a jóvenes colaboradores Susely Morfa González, la primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), quien añadió otro punto a su agenda de la Jornada Internacional de Solidaridad con la Revolución Bolivariana para encontrarse, en una unidad de salud, con protagonistas de nuestro internacionalismo en Venezuela.
Susely, que encabezó la delegación cubana a ese evento, fue acompañada en el teatro del Centro de Salud Integral (CSI) Doctor Salvador Allende por el diputado Yoerky Sánchez Cuellar, director del Diario de la juventud cubana y miembro del Comité Central del Partido, y por Mirthia Brussard Oris, presidenta de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae), entre otras personalidades del Partido, la UJC, la Embajada cubana en Venezuela, la Oficina de Atención a nuestras misiones y la dirección de la brigada médica en este país.
Las historias hicieron que la emoción de la Primera Secretaria no fuera exclusiva. Muchos pasaron por lo mismo al escuchar a la joven estomatóloga Beatriz Castro Aguilar decir que, además del cepillado, habla a los pacientes de la grandeza de su Isla; estos le preguntan: ¿cómo Cuba es tan tranquila? o ¿qué harán sin Fidel?, y la muchacha les responde que por quién, si no por Fidel, está ella aquí.
Venezuela es un escenario juvenil importante. Orlando Álvarez Acosta, jefe del Grupo de trabajo en el país, explicó la labor que 3 186 integrantes de la UJC realizan en la vastísima geografía de la nación, al lado de militantes de amplia experiencia. «Todos cumplen —reconoció— las misiones encargadas por Fidel: atender bien a los venezolanos, cuidar a nuestros colaboradores y preparar el relevo».
En otro momento, Fernando González Isla, jefe de la Misión Médica cubana en Venezuela, precisó las coordenadas de tanta virtud: más de 11 000, de los 22 000 colaboradores de la salud aquí presentes, tienen menos de 35 años.
Por ello, Susely se detuvo a explicar que la colaboración con la tierra de Chávez no es asunto de coyunturas ni de exigencias económicas, sino de una hermandad que los enemigos comunes de ambos pueblos no alcanzan a comprender.
Camino a perfeccionar los más de 40 000 comités de base que hay en Cuba y de fortalecer la masa de 300 000 militantes que les dan vida, los internacionalistas presentes en Venezuela tienen mucha tarea a su llegada a la patria: «Son el orgullo de su Ministro, la primera bandera que se pone de ejemplo. Todos en Cuba hablan de ustedes, y Venezuela no deja de hacerlo», les comunicó la Primera Secretaria.
No es para menos: el 32 por ciento del universo juvenil del país radica en el sector de la salud. Para superar este año, como se aspira, los 75 000 nuevos militantes de la Juventud incorporados en 2017 y «tener en Cuba una vanguardia dispuesta a dar con calidad la batalla de todos los días», como pidió Susely, hay que contar con estos jóvenes de batas color del alma.
Los frentes de trabajo enunciados por la dirigente fueron las nuevas tecnologías, en especial el aprovechamiento, con la verdad, de las redes sociales, el fomento de la historia y los valores, la educación y la cultura cívica, la defensa de los grandes paradigmas de la nación y la conciencia en el trabajo. Un mapa de honra que debe recorrerse con alegría y responsabilidad.
La Primera Secretaria refirió que 80 cubanos de menos de 35 años son candidatos a integrar la próxima Asamblea Nacional. Es la generación que está lista para demostrar, en las elecciones generales, que acompaña a nuestros jóvenes históricos para continuarlos en este siglo.
Ni más ni menos, muchachos como los reunidos en el CSI Salvador Allende: en estreno laboral o a poco de hacerlo, desafiando peligros, venciendo estrecheces, colocando su limpia verdad en diálogos humanos y redes virtuales… El retrato de tal generación lo hizo la joven Mabert Placer Álvarez: «En meses de guarimbas, cuando sus CDI fueron asediados, ellos no dejaron de prestar servicios. Son unos héroes», dijo la licenciada en Ciencias Farmacéuticas como si, en otro frente, ella no fuera heroína.
Otra jovencita hizo un comentario muy hondo: «A veces no nos dicen nuestro nombre, ni siquiera doctora, nos dicen Cuba, y ahí sí hay que estar orgullosos». Esa Cuba en bata blanca, en traje deportivo o verso de cultura se emocionó con los afiches del Che y las banderas que Susely y sus acompañantes les dejaron como obsequio, y aplaudió cuando la Oficina de Atención a Misiones anunció que el 2 de abril todos harán un tuitazo internacional sobre la colaboración entre Cuba y Venezuela.
Seguramente, los tuits describirán a muchachos como Neuva Sánchez Pérez, la doctora que, ya en Caracas, no deja de comentar su orgullo por haber trabajado antes en el lejanísimo estado de Amazonas. Llorando serena, como Susely, ella recordó aquellos días ásperos: sin corriente que no fuera la del Orinoco, sin aseguramientos, desafiando el lomo del río en un suspiro con forma de canoa o montada en frágiles avionetas… jugándose su vida por salvar otra.