Beneficiados con el DACA manifiestaron el viernes por la noche frente al capitolio tratando de obtener un acuerdo a su favor que no llego. Autor: Getty Images Publicado: 22/01/2018 | 07:33 pm
No se ha dicho aun la última palabra y tampoco es la primera ocasión en que el gobierno de Estados Unidos se encuentra en un impasse por falta de los fondos necesarios para su funcionamiento, pero ocurrió justo cuando Donald Trump cumplió su primer año en la Casa Blanca, y esto le dio el punto picante.
La Administración está «cerrada» (shutdown) porque los senadores demócratas no aprobaron la prórroga de los fondos que permiten el funcionamiento de todas las entidades del gigantesco aparato gubernamental —por cierto muy denostado por Trump durante su campaña electoral.
De manera que cumplió con ello una de sus promesas, pues en mayo ironizó en un tuit «Nuestro país necesita un buen shutdown para arreglar este lío». Y se lo acaban de dar.
Esta práctica obstruccionista se ha convertido en un clásico para dirimir controversias fuertes en la política estadounidense. Se vio en ese caso por parte de los republicanos en cada uno de los años de mandato de Jimmy Carter, se lo hicieron también —sin éxito— a Bill Clinton que sufrió el cierre administrativo de mayor tiempo, 21 días, y otro castigado fue Ronald Reagan. En 2013 el gobierno de Barack Obama fue «paralizado» durante 16 días.
Para cada una de estas ocasiones había un motivo de controversia, pero no viene al caso hacer tanta historia, la de ahora es la que importa y se trata de la inmigración. Trump quiere que se le aprueben los fondos para construir a todo lo largo de la frontera con Mexico el muro de contención de los migrantes irregulares, y utilizo como medida de cambio o chantaje que revocaría su decreto de supresión del DACA, la política de protección para 800 000 dreamers que creó Obama permitiendo residencia y posibilidad de trabajar a quienes llegaron a Estados Unidos de manera ilegal cuando eran menores de edad.
La mayoría republicana en la Cámara de Representantes logró pasar los fondos para el presupuesto de la administración 230 a 197, pero en el Senado se trabó el asunto 50 a 49, cuando necesitaban una mayoría absoluta de 60 votos.
Ahora continua el forcejeo y se verá quien gana en la pulsada, pues está en riesgo el funcionamiento del gobierno y ello representa miles de empleados y funcionarios sin trabajo —y sin salario—, gestiones detenidas, políticas sin ejecutar en las secretarias (ministerios), oficinas públicas sin dar atención, quizás parques nacionales y zoos con sus puertas cerradas a los visitantes y hasta basura sin recoger. Por ejemplo, el Departamento de Defensa dejara libre al 78 por ciento de sus empleados —por supuesto esto no cuenta en lo absoluto a su enorme aparato militar.
Tampoco estarán en riesgo las agencias que garantizan la seguridad nacional, ni los llamados servicios esenciales y de emergencia, en los que clasifican la policía, el Servicio Postal, el Departamento de Veteranos —encargado de gestionar hospitales, clínicas y servicios médicos—, y el Departamento de Justicia, entre otros.
La Casa Blanca salió a la ofensiva con un comunicado dado a conocer al primer minuto del sábado 20 de enero, dia de «celebración», para echar el muerto a los demócratas. «Esta noche, los senadores demócratas pusieron la política por encima de la seguridad nacional, las familias de militares, los niños vulnerables y la capacidad de nuestro país de servir a todos los americanos. No negociaremos el estatus de inmigrantes fuera de la ley mientras los demócratas toman a ciudadanos cumplidores de la ley como rehenes de sus demandas».
Otro show ha abierto cortinas en Washington. No se sabe a ciencia cierta cuanto durara y cuanto les costara en un año de elecciones parciales, donde se ponen a juego los escaños del Congreso… Quién sabe cómo será entonces el happy end.
Algo queda en cla ro, los migrantes no han podido sacar boleto para la función. Parece que tampoco los «americans» que tanto menciona Trump, quienes más que un imperio, quieren un país que funcione.
Esto quieren los estadounidenses
El sitio Alternet publicó una encuesta sobre las prioridades públicas de cara a ese presupuesto de 2018 que los legisladores de la colina capitolina no han logrado aprobar, y parece que se alejan los deseos del estadounidense común de las propuestas de sus dos partidos.
Veamos los numeritos y los asuntos en juego en el estudio de GovSpend.com divulgado por Alternet que asegura que las prioridades del dia a dia de los estadounidenses no se reflejan el presupuesto de su país.
Ellos quieren recorte de los gastos de defensa, y que las inversiones sean en educación, ciencia, energía, medio ambiente, transporte y el mejoramiento de los servicios humanos, una idea bien diferente acerca de hacia dónde debe ir el dinero de sus contribuciones.
Esta es la realidad en el presupuesto de 2018: el Departamento de Defensa obtiene casi 700 000 millones de dólares, mientras que a Educación solo le tocan 59 000 millones, una diferencia abismal.
Otra cuestión descubierta por GovSpend es que la mayoría de los ciudadanos no tiene ni la menor idea de cómo el gobierno federal emplea los dólares de los impuestos.
«La gente creía que el presupuesto militar era la mitad de lo que realmente esa, y que el gasto en otras áreas era significativamente mayor en comparación con la realidad. La gente asumió que los asuntos internacionales y el gasto gubernamental eran más altos, pero el presupuesto federal asignó aproximadamente la mitad de lo que los estadounidenses esperaban para el transporte y las ciencias, y casi una quinta parte de lo que supusieron para la alimentación y la agricultura».
Aunque casi tres de cada cuatro norteamericanos temen una potencial escalada de guerra con Corea del Norte, tantos demócratas como republicanos promedios, en la encuesta, creen que Estados Unidos gasta demasiado en los militares.
Eso está claro compare que en 2016 se destinaron 611 000 millones en defense, y ya era el mayor del mundo, incluso superaba el conjunto de ocho países, lista en la que figuraban China y Rusia.
Otro punto a destacar en el estudio es que los estadounidenses quieren un gobierno grande y functional, lo cual es muy diferente a la filosofía de Trump que desde su campaña demandaba una reducción de las funciones del gobierno federal. Y ese gobierno de gran presencia al que aspiran implica más gasto para los servicios públicos como la educación y en la infraestructura, a tal punto que consideran que la educación debiera ocupar el número dos entre los mayores gastos. En verdad para la educación solo se emplea el 6 por ciento del presupuesto discrecional del país.
El único grupo que considera que los beneficios de los veteranos deben superar los fondos dedicados a Medicare y a la salud en general, son los republicanos; mientras los que votan independiente piensan que las partidas mayores del presupuesto deben ir para la ciencia, la vivienda y las comunidades.
Mientras tanto, el shutdown llegó a su tercer día, y también a un acuerdo sobre la controversia: los demócratas en el Senado acordaron poner fin al impasse luego que Mitch McConnell, republicano por Kentucky y líder de la mayoría, se comprometió a aceptar un proyecto de ley de inmigración en febrero próximo. Sin embargo, comentaba The Hill, no hay garantía alguna de la Cámara de Reporesentantes lo apruebe y también ahí son amplia mayoría los republicanos que defienden la política antimigrantes de Donald Trump.
El senador demócrata por Nueva York y líder de la minoría Charles Schumer hizo una declaración de consuelo: McConnell se ha comprometido a considerar una legislación para proteger a los Dreamers si los negociadores no llegan a un acuerdo de inmigración antes del 8 de febrero.
Definitivamente, no es mucho el caso que se le hace al ciudadano de Estados Unidos y a sus prioridades.