Algunos de los que se van al otro mundo provocan sustos. Y otros los dan aunque se queden aquí. Ese fue el que ocasionó a su familia el joven peruano Watson Franklin Mandujano Doroteo, dado por muerto cuando, en verdad, estaba sedado por medicamentos. Ya en el velatorio los parientes notaban que respiraba… ¡y se armó! Pero el mayor miedo lo pasan en el hospital que certificó la defunción, porque la familia acusó a los médicos ante la justicia.