Una viuda ha sido la comidilla de todas sus amistades por contratar a dos bailarinas ligeras de ropa para danzar en torno al féretro de su extinto marido.
El festín se organizó durante un alto hecho en el velatorio, tras lo cual la ceremonia prosiguió de manera normal.
Cuando los asistentes le preguntaron el porqué de semejante «ritual», ella respondió conmovida que su esposo no tuvo despedida de soltero, y ella quiso darle la última alegría «de su vida».