Dos cacos vieron la gran oportunidad cuando contemplaron el automóvil, estacionado y abierto. Montaron raudos y salieron a toda marcha sin contratiempos…
El susto se lo llevaron media hora después, cuando comprobaron que en el asiento trasero iba dormido un niño vestido de uniforme escolar. Ni cortos ni perezosos, le preguntaron dónde quedaba su escuela.
La madre lo había dejado dormir un poco más dentro del carro para firmar el libro en su centro laboral y al regresar… Por su parte, la directora de la escuela declaró que los dos hombres que lo entregaron llevaban ¡mucha prisa!