Moussa Faki Mahamat. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:49 pm
No sorprendió ni a los más escépticos, la elección de Moussa Faki Mahamat como presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), máximo cargo ejecutivo de la organización regional.
A sus 56 años, el canciller y expresidente de Chad supo imponerse en las siete rondas de votaciones ante sus cuatro contendientes, durante la concluida 28 Cumbre de la UA, con un currículo en el que balanceaba diplomacia y antiterrorismo: un par ganador para un continente, azotado por las guerras y los conflictos internos, que intenta imponer nuevas maneras en la resolución de sus problemas.
Mahamat es, a todos los efectos, un político en toda regla. Educado en el exilio en Brazzaville, República del Congo, durante la dictadura de Hissène Habré, se unió al gabinete del actual mandatario como un expatriado que ya tenía experiencia en el sector privado. Fue jefe de Estado entre 2003 y 2005, para luego, en 2008, iniciar su labor como Ministro de Exteriores.
Al frente de la Cancillería, Mahamat desempeñó un rol decisivo en el Acuerdo de Yamena, que devolvió la paz a Chad y a Sudán en enero de 2010, tras varios de años de tensiones y mutuas acusaciones de respaldar a grupos armados opositores. Dentro de ese contexto, ayudó además a la resolución de una seria crisis de refugiados al este de Chad, donde 260 000 sudaneses de la región de Darfur se unieron a los 170 000 desplazados internos chadianos, con lo que el Gobierno tuvo que acoger a casi medio de millón de personas.
Con su activa participación, Chad presume —en la arena internacional— de ser un país que logró recuperar su estabilidad política sin interferencias exteriores, algo inusual dentro del continente, donde operan variadas misiones militares y diplomáticas de Naciones Unidas y otros organismos multilaterales.
Pero su impronta va más allá de la gestión dentro de sus fronteras nacionales. El nuevo líder de la Unión contribuyó al establecimiento de una fuerza multilateral en la región del Lago del Chad contra el grupo terrorista Boko Haram. Incluso ha intervenido en la pacificación y el enfrentamiento al terrorismo en Libia, Sudán, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Mali y República Centroafricana.
Como sucesor de la sudafricana Nkosazana Dlamini-Zuma —primera mujer en ocupar el cargo—, Mohamat deberá continuar algunas de sus gestiones, en las que destaca el libre tránsito por el continente y el consecuente pasaporte africano, que aún no entra en vigor.
Según había declarado desde 2008, la Unión Africana debe volver a «sus principios fundacionales», por lo que ahora, que asume sus riendas, parece que esas serán las raíces de su política: tratar de llevar al continente, con efectividad, el desarrollo, la paz y la unidad.