Con el fin de la política «pies secos-pies mojados» y del Programa Parole para Profesionales Médicos Cubanos, se le da respuesta a un histórico reclamo de la Isla para la normalización de las relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos.
Es también la respuesta esperada por los pueblos y dirigentes latinoamericanos, cuyas naciones habían devenido, en especial en los últimos dos años, en una de las rutas más transitadas por los cubanos para llegar a la «tierra prometida del sueño americano».
La llamada crisis de migrantes que ha vivido Centroamérica desde 2014 tuvo en miles de cubanos un factor inusitado, quienes, estimulados por la posibilidad de cruzar la frontera estadounidense con relativa facilidad —al menos desde el punto de vista legal—, decidieron lanzarse a recorrer la peligrosa y no pocas veces letal Ruta del Sur, la cual ya era paso recurrente entre los migrantes latinoamericanos.
Ante tal circunstancia, el 29 de agosto de 2016, los cancilleres de nueve países de América Latina enviaron una carta al Gobierno de Estados Unidos, en la que solicitaron la revisión de la política migratoria de este país hacia Cuba, que promovía el flujo irregular de personas con los consiguientes efectos negativos en la región.
A través de la misiva enviada al secretario de Estado, John Kerry, y entregada por la misión de Quito en Washington, ministros de Exteriores de Ecuador, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú manifestaron profunda preocupación por el impacto de las normativas estadounidenses.
«La Ley de Ajuste Cubano y la política llamada comúnmente “pies secos-pies mojados” se han constituido, en este contexto, en un estímulo al flujo desordenado, irregular e inseguro de ciudadanos cubanos que arriesgando sus vidas, transitan por nuestros países con el propósito de llegar a cualquiera de los puntos fronterizos estadounidenses», indicó el texto en el que también se solicitó una reunión de alto nivel para revisar esa problemática que, obviamente, nunca se realizó.
Este fenómeno, explicaban los cancilleres, genera una grave crisis humanitaria para las personas de nacionalidad cubana en situación de movilidad.
Otra misiva, enviada con anterioridad, el 13 de abril de 2016, por el presidente de Costa Rica Luis Guillermo Solís, también demandaba un cambio de actitud por la parte estadounidense. En su texto, Solís le solicitaba a su homólogo Barack Obama su intervención para tratar la derogación de la ley (de Ajuste Cubano), y así resolver el fenómeno migratorio de ese caso en particular.
«La carta al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, expresaba el rechazo de Costa Rica a la vigencia de la normativa estadounidense, que alentaba a los migrantes a continuar un peligroso tránsito hacia ese país», explicó al respecto el canciller interino costarricense Alejandro Solano.
Igualmente, foros de concertación regional, e incluso mundial, habían solicitado el cambio en las relaciones migratorias entre el estado norteño y la nación antillana. La 4ta. Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Quito, Ecuador, el 27 de enero de 2016, fue un ejemplo significativo, donde se recogió la demanda cubana en uno de los puntos de su resolución final.
Otro tanto merece la suspensión del Programa Parole para Profesionales Médicos Cubanos que, como bien había reflejado el vicecanciller cubano Abelardo Moreno durante una Reunión de Alto Nivel de la ONU, constituía «un descarado robo de cerebros que estimula el abandono del país de los trabajadores de la salud, un sector emblemático de Cuba y de la cooperación brindada por la Isla a los pueblos del mundo».
Tras el anuncio, opiniones y consideraciones
«Este es un paso lógico, responsable e importante hacia una mayor normalización de las relaciones con Cuba. La política de “pies secos-pies mojados” ha sido un problema duradero que las décadas de hostilidad y aislamiento no lograron resolver. (…) Este es otro logro importante de nuestra nueva política de compromiso. El siguiente es para el Congreso, que levante el embargo de una vez por todas».
James Williams, presidente de Engage Cuba, coalición estadounidense para el levantamiento del bloqueo.
«Acogemos con beneplácito la decisión de Barack Obama de poner fin a la llamada política de “pies secos-pies mojados”, que ha alentado la migración ilegal y peligrosa a Estados Unidos durante los últimos 20 años. Sin embargo, se mantiene la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que otorga a los nacionales cubanos un trato preferencial para convertirse en ciudadanos estadounidenses después de un año en el país. Para normalizar las relaciones migratorias, esta ley debe ser derogada por el Congreso. También acogemos con beneplácito el fin del llamado Programa Parole para Profesionales Médicos Cubanos, que se ha utilizado como arma contra Cuba. (…) Esta política inmoral llevó a la fuga de cerebros en Cuba».
Rob Miller, director de Cuba Solidarity Campaign, organización política británica de solidaridad con el pueblo y la Revolución Cubana.
«Es una decisión soberana del Gobierno de los Estados Unidos, pero creemos que no puede haber migrantes de diferentes categorías. Esta disposición ejecutiva lo que hace es poner a los migrantes cubanos en el mismo nivel que los demás migrantes de la región centroamericana y del Caribe».
Hugo Martínez, canciller de El Salvador.
«Sin duda, esta decisión plasma la aspiración de países como Costa Rica que veían en esta política un instrumento jurídico perverso que había promovido el tráfico de personas y generado numerosas dificultades para nuestros países. La migración debe ser segura, ordenada y regular, y esta política tenía un espíritu contrario. A su vez, esperamos que la derogatoria de esta política pueda acelerar la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos».
Manuel González, canciller de Costa Rica.
«Satisfacción por decisión @POTUS de poner fin a pies secos, pies mojados, algo que Ecuador y otros países pedimos».
Guillaume Long, canciller de Ecuador, publicado en su cuenta en la red social Twitter.
«Con esa decisión de Estados Unidos, nosotros esperaríamos que disminuya la presión y la presencia de cubanos transitando por la región».
René Gómez, portavoz del Instituto Nacional de Migración de Honduras.