Mohamed Toure, hijo de Sekou Toure. Autor: Enrique Ubieta Gómez Publicado: 21/09/2017 | 06:05 pm
Entre Freetown y Conakry, capitales de dos países limítrofes —Sierra Leona y Guinea, respectivamente— que comparten etnias y lenguas locales, aunque los separe en apariencia las del colonizador —de un lado el inglés, del otro el francés—, hay cuatro horas de carretera. Pero el itinerario aéreo es complicado, porque el vuelo de Air France, desde que el ébola se interpuso, ya no enlaza a las dos ciudades: hay que vencer para llegar casi 20 horas de ida y vuelta a Casablanca, en Marruecos, y una larga espera de tránsito en ese aeropuerto, en el que confluyen todas las culturas del África, las del Norte y las subsaharianas, las del Medio Oriente, y las de Europa. Arribamos a Conakry agotados, pero una noticia nos reanima: nos esperan, de inmediato, la viuda y el hijo de Ahmed Sekou Toure, el fundador de la independencia guineana, «uno de los hombres más extraordinarios que ha producido esta época y este continente», en palabras de Fidel. Este 26 de marzo se cumplió el aniversario 31 de su desaparición física.
La autopista que nos conduce hacia el centro de la ciudad lleva el nombre de Fidel. En el trayecto hacia la casa de la familia Toure, repaso los discursos, inusualmente breves, de su primera visita al país, en mayo de 1972. Eran dos revoluciones jóvenes, con idénticos enemigos: el colonialismo y el neocolonialismo. Sekou Toure, con la habitual sabiduría ancestral de los africanos, dijo en esos días: «Guinea y Cuba son los dos ojos de un mismo hombre». En Conakry lo esperaban otros líderes del movimiento anticolonial.
Fidel y Sekou Toure visitaron las regiones de Kankan, Faranah, Labé y Kindia. A esta última fueron por carretera, porque Fidel sentía que el recorrido en avión lo alejaba de la gente. «Nos gusta el contacto con el hombre, porque es del hombre, del pueblo, de quien nosotros recibimos siempre nuestro aliento, nuestro estímulo y nuestras enseñanzas», expresó en esa ocasión. En las primeras tres regiones hay médicos y enfermeros cubanos del Programa Integral de Salud, una colaboración que se inició en 1985 —aunque el actual acuerdo es del 2005— y que no ha cesado, a pesar del ébola. Por el contrario, una nueva brigada de 37 hombres llegó en octubre de 2014 para pelear contra la epidemia, y se encuentra en el Centro Internacional de Coyah, el de mejores resultados, junto a especialistas de otros países africanos. Sus directores guineanos, casualmente, estudiaron Medicina en Cuba.
Una generación de grandes líderes africanos
Llegamos al hogar del viejo amigo de Cuba. Nos recibe su hijo, Mohamed Toure. La casa es cómoda y espaciosa, pero sencilla. Nos sentamos en la terraza del fondo, donde puede verse el mar. Las paredes están llenas de fotos: es la historia más reciente de África. En una, aparecen juntos Fidel y Sekou Toure. En otra, conversan Fidel y Amilcar Cabral. Dice Mohamed:
«Quiero expresar, en primer lugar, mi profunda gratitud hacia el pueblo de Cuba, y a su líder histórico, el Comandante Fidel Castro, Padre de la Cuba moderna. Este sentimiento lo expreso a nombre de toda África, porque el pueblo cubano ha estado siempre al lado de los pueblos africanos, de sus luchas por la liberación, por su dignidad humana; el espíritu de la Revolución Cubana es un espíritu universal. Para hablar de aquella generación de grandes combatientes de África, debo nombrar al Comandante Fidel Castro, que es para nosotros un africano, un cubano, un hombre del mundo, pero sobre todo, un héroe de la lucha de liberación del África».
Hadja Andre Toure, viuda del gran fundador, es una anciana serena y dulce. Llega mientras su hijo habla, y se sienta discreta en un sofá distante, para no interrumpir. Unos minutos más tarde, nos reunimos con ella. Conversamos de aquella primera visita de Fidel:
«Muchas gracias por venir hasta aquí —dijo, como si los honrados no fuésemos nosotros—, ustedes saben que Fidel Castro es un gran amigo de Guinea. La visita de Fidel nos unió mucho. Fue recibido por nuestro pueblo como se debía, es decir, como se recibe a un gran hombre que llega de un gran país. Cuba nos ha ayudado mucho, y los guineanos no pueden olvidar eso. Durante su visita, se comportó como un guineano más. Visitó el interior del país y como es un hombre sencillo se acercaba mucho al pueblo, hay una foto en la que está sentado en una escalera junto al pueblo, con las jovencitas de protocolo y conversa con ellas. Es un hombre muy humilde.
Sonríe al recordar:
«Cuando llegó, por un problema de seguridad, el presidente Sekou Toure le cedió su cama, y todo marchaba bien (...) Fidel es un hombre muy sencillo. Nosotros lo recibimos en nuestra casa y dormía en el cuarto del Presidente».
Mohamed era muy joven, tendría 11 o 12 años y estudiaba en Kankan.
«Pero tuve el honor de acercarme al Comandante y saludarlo —aseguró—, pues su recorrido incluyó esa región. Lo que sí recuerdo es que el pueblo de Guinea acogió esa visita con mucha, mucha alegría, con mucha, mucha esperanza. Yo estaba muy orgulloso de estar al lado de un hombre tan grande, de poder estrecharle la mano».
Médicos cubanos contra el Ébola
Era inevitable que hablásemos de la presencia de los médicos cubanos en el combate contra el ébola. Mohamed fue tajante:
«Cuba siempre ha estado aquí, en África, en Guinea; Cuba ha formado a miles y miles de cuadros guineanos, a centenares de médicos guineanos que de haber estado organizados eficientemente hubiesen podido bloquear el ébola. Lo que hace Cuba ahora es mantener una tradición. Nunca seremos lo suficientemente agradecidos con el pueblo cubano. He dado algunos ejemplos de la colaboración cubana, pero nada sobrepasa su aporte a la independencia. Soldados cubanos han muerto en el campo de batalla para liberar a África. Entonces la respuesta al ébola, para nosotros, es un paso más en la larga tradición de colaboración entre el pueblo de Cuba y los pueblos africanos».
Hadja Andre Toure ratificó las palabras de su hijo:
«Cuba siempre ha estado cerca de nosotros, nos ayudó a formar médicos; los mejores médicos de Guinea fueron formados en Cuba. Que Cuba venga nuevamente a ayudarnos, no es nada sorprendente. Quiero agradecer una vez más al pueblo de Cuba por toda la ayuda que nos ha brindado en todos estos años».
Hadja Andre Toure, viuda del gran fundador de la independencia guineana. Foto: Enrique Ubieta Gómez.
Al final, como suele suceder en ocasiones excepcionales, le pedimos a la viuda de Toure que nos permitiera tomarnos una foto con ella.
Antes de marcharnos hacia Coyah, donde radican los médicos y enfermeros cubanos que combaten el ébola, pasamos por el mausoleo a Sekou Toure, en un lateral de la gran mezquita de Conakry, y le rendimos tributo. Allí reposan los restos del gran líder africano. También están los de otros próceres de la independencia, como Almamy Samory Toure.
No hay mejor puerta para entrar en un país que su historia.