WASHINGTON, noviembre 18.—Existen pocas posibilidades de que el Congreso estadounidense otorgue en la actual legislatura un permiso explícito a la Casa Blanca para realizar acciones militares contra el Estado Islámico (EI), señala este martes el diario The Hill.
Demócratas y republicanos mantienen un amplio desacuerdo en cuanto a los términos que se emplearán en el llamado proyecto de Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (AUMF), por lo que es muy difícil que el Capitolio lo avale durante las sesiones de cierre del actual ciclo legislativo en las próximas semanas.
Sin la AUMF, la administración asegura que de todas formas tendrá como base legal para continuar sus acciones contra los yihadistas una ley aprobada tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, recuerda el periódico.
Funcionarios de la Casa Blanca y el liderazgo de ambos partidos en el Congreso están centrados actualmente en la lucha en torno a las acciones ejecutivas prometidas por el presidente Barack Obama para reformar la política migratoria.
También estarán ocupados en la discusión sobre el financiamiento del Gobierno en los próximos meses, cuyos fondos expiran el 11 de diciembre, y la construcción del oleoducto Keystone XL, que transportará petróleo desde Canadá hasta Estados Unidos.
Los demócratas están preocupados por la decisión de Obama de desplegar asesores norteamericanos como parte de las unidades iraquíes y enviar unos mil 500 militares más al país árabe en las próximas semanas.
En contraste, los republicanos consideran que el jefe de la Casa Blanca debe poner «tropas terrestres en el terreno» para combatir a los fundamentalistas y advierten que rechazarán cualquier iniciativa en el Capitolio que obstaculice en el futuro las decisiones del Ejecutivo y de los jefes militares en el teatro de operaciones.
Peter Billerbeck, asesor de la organización privada Third Way, afiliada al Partido Demócrata, dijo a The Hill que es muy importante la aprobación de la AUMF para establecer límites a la participación del Pentágono en los combates contra el EI y señaló que la ley aprobada en 2001 no respalda la campaña bélica actual.
Estados Unidos inició el 8 de agosto pasado los ataques aéreos contra objetivos de los fundamentalistas en Iraq y a partir del 23 de septiembre comenzó a bombardear a esos grupos en territorio sirio, sin la anuencia de las autoridades de Damasco.
En conjunto, estas operaciones han costado hasta la fecha a los contribuyentes estadounidenses más de 770 millones de dólares, un promedio de unos ocho millones diarios.