Las protestas tomaron las calles del Viejo Continente. Autor: 20minutos Publicado: 21/09/2017 | 05:43 pm
Mark Russe, doctor en Economía de la Universidad de Columbia, ha hecho un epitafio para la crisis que desde hace cinco años azota al Viejo Continente: «Ahora Europa está en un estado de degradación política, espiritual, demográfica y militar. Esta degradación afecta a todos los aspectos de la vida».
No es otra cosa que esa crisis sistémica del capitalismo donde emergen el alto desempleo —especialmente duro con la juventud—, la deuda inmensa que engorda a los bancos salvados por las arcas impositivas de los Estados, los problemas de la inmigración, y el auge de los partidos políticos de extrema derecha, que han traído el repugnante olor que dio paso a la Segunda Guerra Mundial; y aquí la pregunta es si la intolerancia, el racismo, y la violencia contra africanos, musulmanes y gitanos que se ha acrecentado en los meses finales de este 2013, son los heraldos de una Europa fascista.
Sin embargo, los especialistas de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) solo hacen vaticinios optimistas, cuando los datos son tan concluyentes como este: 26 800 000 desempleados, casi un millón más que el año antecedente; no se ve por ningún lado la posibilidad de que la debilitada economía tenga un repunte sostenido, y lo poco que ha obtenido ha sido consecuencia de una austeridad neoliberal que acogota a sus ciudadanos.
Esta crisis ha demostrado que Europa está muy lejos todavía de ser una comunidad verdadera, la dividen fronteras perceptibles de desarrollo, donde era una ilusión la nivelación de la periferia sureña. Grecia, España, Irlanda y Portugal muestran otra vez la pobreza, y Francia se tambalea como una ficha más en ese dominó, mientras que el poder europeísta parece tener residencia germana.
Privatizar y endeudarse son las premisas y ellas llegan acompañadas de una desaparición paulatina de la clase media y del estado de bienestar, con una vuelta a la proletarización del mundo del trabajo, vapuleado por la pérdida de derechos conquistados en casi dos siglos de lucha.
En 2014, todo parece indicar que, lamentablemente, Europa avanzará en el camino neoliberal que la aferra a la crisis y sus males políticos, sociales y económicos.