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La austera fórmula de Cameron en Reino Unido

La aplicación de medidas de ajuste incluidas en reformas de la salud o de pensiones que llevaron a estudiantes, trabajadores y jubilados a las calles, redujeron el respaldo de los votantes a la coalición gobernante en el poder de conservadores y liberales

Autor:

Prensa Latina

El gobierno del primer ministro británico, David Cameron, debió empeñar en 2012 todo su caudal electoral acumulado en pasados comicios para aplicar fórmulas austeras que parecieron dejar mal parados a los conservadores.

La aplicación de medidas de ajuste incluidas en reformas de la salud o de pensiones que llevaron a estudiantes, trabajadores y jubilados a las calles, redujeron el respaldo de los votantes a la coalición gobernante en el poder de conservadores y liberales.

De hecho, Cameron relegó a otros planos ciertas soluciones internas y se ocupó de asuntos foráneos como la participación de las tropas británicas en el conflicto de Afganistán, donde deberá concluirse la organización de la retirada de las tropas, o la agresión a Libia.

Pero el refuerzo de la crisis de la zona del euro obligó al ejecutivo conservador a tomar partido en asuntos internos como el incremento de los sentimientos secesionistas en Escocia, luego del ascenso de los nacionalistas en esa porción de la isla británica.

A ello se sumó el auge de las corrientes de euroescépticos, lo cual llevó, incluso, a una rebelión dentro de las filas conservadoras en la discusión a finales de este año del proyecto de presupuesto de la Unión Europea para el periodo 2014-2020.

En marzo de 2011, Reino Unido vivió las peores protestas desde las registradas contra la guerra en Irak de 2003, cuando un millón de personas salieron a las calles. El año pasado, fueron 400 mil contra la política de austeridad que Cameron aplicó a plenitud en 2012.

El plan consiste en desaparecer 300 mil empleos del sector público, en medio de una reducción sistemática de los salarios en los últimos tres años, en coincidencia con el inicio de la crisis financiera que llevó a la recesión a gran parte de Europa.

Cameron fue acusado de proteger a los banqueros y millonarios para dejar el peso de la salida de la crisis nacional sobre los hombros de los desposeídos.

La austeridad golpea a los más pobres y a los más vulnerables, declaró Brendan Barber, líder del Congreso de Sindicatos Británicos, que agrupa a 54 gremios nacionales.

El Gobierno, por su lado, se propuso reducir el pasado año un déficit público de ocho por ciento, uno de los mayores en su momento de la región europea, pero tal acción llevó a la precariedad a gran parte de la población del Reino Unido.

Además, las justificaciones se remiten a lo que ocurre en la eurozona, como lo hizo en su momento el ministro de Economía, George Osborne, quien estimó difíciles de enfrentar los retos de la austeridad si la "recesión está en la puerta de al lado".

En ese sentido, el máximo dirigente del Partido Laborista, Andrew Milliband, consideró que Osborne fue demasiado lejos con las reformas y se adelantó a lo que calificó de doble caída en la recesión británica.

De acuerdo con la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, el Producto Interno Bruto (PIB) en este año caería en un 0,8 por ciento y en 2013 en un dos, lo cual refuerza las afirmaciones de los gremios de que la austeridad fracasó y solo trae más precariedad.

Cabe destacar que entre los sectores más vulnerables de la actual situación de crisis en el Reino Unido están los jóvenes, cuya situación de empleos y bajos salarios los afecta profundamente.

Así, los haberes de las personas entre 16 y 29 años se redujeron en un seis por ciento en la etapa 2003-2010, mientras en 2012 la situación estuvo lejos de mejorar. Entre las personas mayores de 30 años, el descenso fue mucho menor: un 1,5 por ciento.

La desocupación es el mayor enemigo público de la juventud británica, estimó Gavin Kelly, dirigente de la Fundación Resolución.

Por su lado, el director en el Reino Unido del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), David Bull, afirmó que los recortes de Cameron tendrán consecuencias dramáticas para el desarrollo futuro de los niños británicos.

Las reducciones también tocan a las fuerzas armadas, después de esbozarse este año planes de licenciar a ocho mil soldados para el 2013, lo cual las dejaría con un tope de 86 mil, la cifra más baja desde el siglo XVIII.

Además, el ejecutivo también prevé la jubilación adelantada de cuatro mil oficiales antes de 2020. Para ello, todos los militares que arriben a la edad de 45 años serán licenciados, una década antes de lo estipulado hasta ahora para ese retiro.

La oposición arremetió este año contra el Gobierno, tras el anuncio de incrementar sustancialmente la participación de reservistas en actividades de seguridad nacional, aunque también repudió su empleo para misiones en el exterior, como ya ocurre en Afganistán.

El alcance de la crisis es general y ello también incluye la cultura. De acuerdo con la Asociación Británica de Museos, una cuarta parte de las salas de sus afiliados debieron cerrar sus puertas en este año.

La asociación informó que el 11 por ciento de los museos fue clausurado definitivamente, mientras el 22 lo hizo de forma temporal.

En 2011, la mitad de las citadas instalaciones debió dejar cesante al 42 por ciento de sus empleados.

Pero Cameron también debió pasar este año por sinsabores de varios escándalos que involucraron a miembros de su gabinete.

De esa forma, Osborne debió ofrecer convincentes explicaciones, sin llegar a dimitir, después de un suceso en el que disfrutó de los servicios de primera clase en un tren con el empleo de boletos de turista, antes de abonar la diferencia de categoría.

El jefe de la bancada conservadora en el Parlamento, Andrew Mitchell, también presentó disculpas por sus declaraciones ofensivas, al calificar a la policía de chusma, tras su represión de manifestaciones en Hyde Park, en el centro de Londres.

Unas 150 mil personas ratificaron en su momento su oposición a las políticas de austeridad de Cameron.

Este año también fue triste para el movimiento de protestas contra las recetas neoliberales del gobierno británico, después que el legislativo aprobó drásticas medidas a fin de limitar las manifestaciones populares, con un aumento de las prerrogativas para la policía.

Si se pudiera calificar el año en términos de avances en las soluciones sociales, la nota sería la más baja, sobre todo, cuando, al parecer, están aún pendientes los esfuerzos del gabinete británico de aplicar una disimulada privatización de la salud y la educación.

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