Danielle Mitterrand, viuda del histórico líder socialista francés Francois Mitterrand, falleció la pasada madrugada en París, tras ser hospitalizada el viernes en el hospital Georges Pompidou, aquejada de anemia.
La noticia fue dada a conocer por agencias internacionales de prensa, como AFP, AP, EFE, Reuters, entre otras, y todas coinciden en destacar su accionar en pro de los derechos humanos, desde una posición política de izquierda.
Muy próxima a cumplir 87 años de edad, Danielle Mitterrand forjó su personalidad en la Resistencia Francesa, en la que conoció a su esposo y donde adquirió el compromiso y las firmes convicciones de transformación social, que le han acompañado hasta el fin de sus días.
Indica una nota del sitio digital CubaDebate, que Danielle siempre reivindicó su amistad con el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, a quien recibió en París junto a su esposo Presidente, en el Eliseo.
En numerosas ocasiones visitó la Isla para impulsar proyectos de cooperación, poniendo énfasis sobre todo en temas medioambientales y, en especial, el derecho al acceso al agua, en tanto patrimonio de la humanidad.
A lo largo de su vida se ha solidarizado y apoyado las luchas de los pueblos saharaui y kurdo, a los zapatistas mexicanos y su líder, el subcomandante Marcos, a los mapuches y demás etnias indígenas Latinoamericanas por su emancipación.
La imagen de Danielle estuvo estrechamente asociada a su marido, el que fue jefe del Estado entre 1981 y 1995, con el que se casó en 1944 y al que apoyó durante su amplia vida política y personal.
Tratándose de una mujer comprometida y forjada en la lucha contra los nazis, durante el tiempo en que fue primera dama de Francia se resistió a quedar encorsetada en el papel tradicional de esposa del presidente de la República, y creó en 1986 la fundación humanitaria Francia Libertades.
Esta fundación le sirvió como plataforma de acción por la difusión del pensamiento crítico, los derechos humanos y los valores de cambio social, y como red mundial alternativa a la globalización del comercio y de las finanzas, en aras de una sociedad que diera oportunidades a la vida.
Entre las primeras reacciones por su fallecimiento, Jack Lang, que fuera ministro de Cultura de Mitterrand, la recordó como una mujer con la que se podía hablar francamente, sin contenerse.
Otro socialista conocido por su proximidad a los Mitterrand, el diputado Henri Emmanuelli, afirmó también tener una gran tristeza al haber conocido la noticia del deceso de esta mujer, muy comprometida y con una personalidad muy fuerte.