El doctor Daniel Rodríguez atiende a Lady Vicentina. Autor: Rosa María Fernández Sofía Publicado: 21/09/2017 | 04:55 pm
Kingstown.— Llegar a San Vicente y las Granadinas es un lujo de turistas románticos. Su ubicación y las limitaciones en el transporte aéreo, la alejan hasta de sus más cercanos.
El primero de marzo, simultaneando con una conferencia de prensa en el Ministerio de Salud y Medio Ambiente, 36 médicos cubanos llegaban al más alejado paraje de la geografía isleña.
—Good morning. Anybody home?
Una enfermera y una activista de salud vicentinas, junto a un médico especialista en asesoramiento genético y un psicopedagogo cubanos, comenzaban el estudio casa a casa, en la búsqueda activa de personas discapacitadas.
Cuando faltan pocos días para finalizar, nos parece irreal haber andado todas estas montañas bajo un sol inclemente, bordeando hasta la náusea los serpenteantes acantilados a través de la única carretera que comunica a la isla. En el terreno, a pie durante casi todo el recorrido, los médicos insisten hasta contactar a más de 21 800 personas, con la gran limitación de comunicarse en otra lengua. Han debido aplicar el oído al dialecto del vicentino criollo.
San Vicente, antes de ser colonia inglesa, fue del dominio francés. No falta quien te habla en creole, ni los nombres de pequeños asentamientos que recuerdan la cultura gala.
Cada día, tras la agotadora jornada loma arriba y abajo, son compartidas las anécdotas más deliciosas del intento comunicacional. Algunas, estoy segura, aun las guardan en secreto.
A este esfuerzo se suman jóvenes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), cuya preparación técnica los obliga al dominio de esta lengua. Además de su labor en la estadística del programa, viven a diario el contacto con la población, junto a los médicos.
La joven doctora Miriam Portuondo Sao, coordinadora del estudio y especialista de Segundo Grado en Genética Clínica, precisa que hasta ahora se han detectado 282 discapacitados intelectuales y 1 159 con otras discapacidades. De estas, un 40 por ciento son afecciones físico-motoras, les siguen la intelectual y la mental, asociada esta última, fundamentalmente, al consumo de drogas.
En la trayectoria se han atendido más de 5 400 personas. Se destaca un número superior a las 200 consultas realizadas por especialistas de alto nivel científico en Genética Clínica, Neurofisiología, Psicología, Otorrinolaringología y Neurología, quienes se detienen en el estudio de los casos más críticos. Con misiones similares en Ecuador, Venezuela, y algunos en Bolivia, estos jóvenes consolidan su nivel científico. Su grandeza se mide por el horizonte que descubren sus ojos.
Cada noche los observo, cuando rinden el informe diario. Rostros enrojecidos por la insolación, con visible agotamiento, las bromas en el aire del imprescindible cubaneo y un parte detallado.
El Doctor en Ciencias, Roberto Lardoeyt Ferrer, especialista en Segundo Grado de Genética Clínica, precisa caso por caso, las causas de la discapacidad, genética y ambiental. Dada la tendencia, concluye que en San Vicente predomina la discapacidad intelectual por la afección embriofetal ante el abuso combinado de drogas como la marihuana (ilícita) y el alcohol. El síndrome Down es la primera causa genética de retraso mental; sin embargo, no predominan las enfermedades hereditarias; a su juicio, porque no hay prevalencia de la consanguinidad como factor de riesgo. En ello tienen que ver los preceptos culturales y religiosos.
Al no existir una infraestructura que garantice la supervivencia de los afectados, actúa la fuerza selectiva de la naturaleza y muchos de ellos mueren. Es frecuente ver a personas amputadas de sus miembros como consecuencia de complicaciones de diabetes mellitus, así como una prevalencia notable de la hipertensión arterial.
Por sobre la mar...
Para nuestra sorpresa, en plena grabación televisiva, apenas un día después de llegar a San Vicente y las Granadinas, en domingo de cultos religiosos, fuimos interceptados en plena calle por el primer ministro, Ralph Gonsalves. Con la sinceridad y simpatía que le caracterizan, manifestó confianza y expectativa en el estudio genético y agradeció a las autoridades cubanas por tan sensible contribución al bienestar de su pueblo. Conociendo del enorme esfuerzo y los resultados, recientemente recibió en su propia casa, a toda la delegación médica y a colaboradores cubanos de otras esferas.
Digno de elogio hasta hoy ha sido el trabajo de las enfermeras locales, sobre cuyos hombros recae la mayor parte de las acciones de salud. Salvando cualquier barrera cultural e idiomática, la relación fraternal se consolida.
Hoy la brigada médica recorre tal vez la parte más difícil. Kingstown, la capital, es la zona más poblada e igualmente montañosa. Se acumula el cansancio, y apenas hay tiempo para meditar en los más de 300 km2 que ya quedan detrás, bajo sus pies. Se inicia la pesquisa en las Granadinas, perlas del collar de islas que cuelgan en semicírculo, cerrando el Caribe por el Sureste.
Desde este ángulo antillano, aplica suave al alma y fortalece el carácter esa frase de Martí: Hagamos por sobre la mar, a sangre y a cariño, lo que por el fondo del mar hace la cordillera del fuego andino. ¡Los flojos, respeten; los grandes, adelante!