Intelectuales del mundo ratifican su compromiso con la creación de una conciencia crítica de nuestros pueblos frente al pensamiento único del capitalismo
VENEZUELA.— Comienza hoy aquí el primer Consejo de Ministros de Cultura de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un encuentro al que los representantes de nuestros países llegan con el compromiso de que la cultura no vuelva a ser nunca más una mercancía ni un instrumento de colonización, mucho menos la vía para intentar imponernos el pensamiento único del capitalismo en crisis.
La idea anterior sintetiza el espíritu de los intelectuales de la región y el mundo, y de los propios ministros y funcionarios del ALBA, que viajaron a Venezuela para participar en esta imprescindible reunión.
En el encuentro se analizará la plataforma de cooperación establecida para lograr la promoción de la cultura, a través de los proyectos grannacionales, hecho que permitirá defender las raíces, memoria, diversidad y valores.
Además, ese grupo de representantes del pensamiento más revolucionario de nuestra América y el mundo, como lo catalogó Abel Prieto, miembro del Buró Político y ministro de Cultura de Cuba, protagonizó aquí un debate plural, crítico y actual sobre los desafíos que tienen nuestros pueblos e intelectuales, escritores, políticos, ideólogos, sociólogos, investigadores y artistas, frente a la crisis global del capitalismo.
No faltó en estos días la denuncia de la permanente agresión cultural de que son objeto nuestros pueblos, por parte de las transnacionales y Estados que siguen a pie juntillas las recetas neoliberales, a pesar de la crisis del sistema capitalista.
Para Gilberto López y Rivas, antropólogo mexicano, no queda otro camino que «hacer frente a esta batalla de ideas, todos los días, desde nuestras casas, desde nuestras aulas, espacios desde donde debemos construir una cultura nacional popular, y de la resistencia, como lo hizo Cuba y su Revolución».
Winston Orillo, de Perú, recordó a todos esa máxima martiana de que ser cultos es el único modo de ser libres, y convidó a los intelectuales y los políticos a asumir los procesos transformadores del ser humano y de las sociedades que tienen lugar en la región, como un acto de creación heroica, de manera que podamos conquistar no solo el pan, sino también la belleza, el arte, la cultura, en esta lucha de ellos —los que tratan de invisibilizarnos, dejarnos sin memoria, aniquilarnos— contra nosotros.
El boliviano Hugo Moldiz recordó que esa crisis que padece hoy el capitalismo salvaje, no es solo en lo económico, sino también en la forma de vivir, en la forma de actuar. Y aunque sus defensores han pretendido dominarnos por medio de la cultura, ha sido precisamente desde la esfera cultural desde donde se ha ido tejiendo la resistencia de nuestros pueblos.
Tenemos en común el propósito de luchar sin descanso por la emancipación plena del ser humano. Por tanto, convirtamos la cultura en el centro de una batalla definitiva contra el imperio. Quiero pensar que nuestros pueblos tienen la suficiente inteligencia, sabiduría y acumulación política para demoler al capitalismo y crear una nueva conciencia crítica, desde la promoción de una cultura revolucionaria.
Pensemos en grande, convidó el general Alberto Müller Rojas, responsable de la Comisión Ideológica del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), cuando pidió no darle importancia alguna a los intelectuales antichavistas que viajaron a Caracas para defender lo indefendible. Desde las semejanzas y las diferencias que nos unen en nuestra América, antepongamos una nueva cultura, la de nuestros valores, frente a la cultura de la clase dominante que actúa desesperadamente.
Los intelectuales revolucionarios reunidos aquí reconocen que la cultura es una herramienta extraordinaria de nuestros pueblos, frente a la debacle del pensamiento único, y que desde ella puede hacerse mucho para no dejarnos confundir ni arrastrar por las aguas turbulentas de la actual crisis global. Algo que es posible, y necesario, bajo los principios de la unidad, la solidaridad, la integración y la cooperación que promueve un mecanismo regional como el ALBA.
De eso habló antes nuestro Ministro de Cultura, exponente principal del foro Revolución y Cultura, cuando expresó que «uno de los factores que explican la unidad de nuestro pueblo, a la vuelta de 50 años de Revolución, de lucha constante, de desafíos permanentes, de enfrentar peligros y amenazas, de bloqueo, es la cultura, anticolonial y antiimperialista».
Cuba no habría llegado hasta aquí, sentenció, si no se hubiera entendido que la Revolución es el hecho cultural más importante que ha tenido lugar en nuestro país, si no se hubiera pensado que la emancipación plena del ser humano es Cultura y es Revolución.
Al cierre de esta edición, los intelectuales del mundo, y los ministros y funcionarios de los países miembros del ALBA rendían un homenaje al escritor uruguayo Mario Benedetti, quien recientemente falleció, pero nos dejó «una vida y una obra comprometida con su tiempo, con la verdad y con nuestra lucha», nos había adelantado el titular de Cultura de Venezuela, Héctor Soto.