El primero le fue entregado al cubano Roberto Fernández Retamar mientras que el segundo se le confirió al boliviano Jorge Sanjinés
CUMANÁ, Sucre.— No por sabido dejaron de conmovernos los instantes en que el Presidente venezolano entregó los Premios ALBA de las Letras y las Artes al poeta, escritor y ensayista cubano Roberto Fernández Retamar y al cineasta boliviano Jorge Sanjinés, respectivamente, en reconocimiento a la obra de toda la vida.
Retamar y Sanjinés merecieron tan alto galardón, en su segunda edición, por la consagración, de manera sostenida, al engrandecimiento del patrimonio cultural de América Latina y el Caribe.
Chávez, una vez más, fue al encuentro de estos grandes hombres de la cultura latinoamericana y, ajeno a todo formalismo, les entregó el trofeo que los acredita como Premios ALBA, en una «ceremonia» íntima a la vista de todos.
Primero, fue Retamar, quien visiblemente emocionado recibió el reconocimiento por «haber contribuido de manera notable a enriquecer los valores compartidos y, a la vez, diversos, que conforman la comunidad de nuestros pueblos, favoreciendo su emancipación y su descolonización cultural».
Luego, Sanjinés, cineasta boliviano comprometido con su pueblo desde sus años de juventud, y que «se ha dedicado en cuerpo y alma a defender la identidad, las raíces más autóctonas y la enorme riqueza cultural de la nación andina».
Por petición de Chávez, los presidentes de Cuba y Bolivia, Raúl y Evo, compartieron este instante de regocijo y compromiso.
No hicieron falta muchas palabras. Ya todo estaba dicho antes por el miembro del Buró Político y ministro de Cultura Abel Prieto, en su brevísima intervención para recordarle al auditorio las razones que le dieron origen a estos premios que concede la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, por medio de su Proyecto Grannacional ALBA Cultural.
Es un hecho cultural la historia, es un hecho cultural la Revolución, dijo Chávez. Sigamos trabajando en la defensa de nuestra cultura, y por nuestra conciencia, que es la fuerza más grande que un pueblo pueda tener.