Compañero presidente Chávez: Compañeros presidentes y primeros ministros:
Nuestro encuentro tiene lugar justamente cuando conmemoramos los diez años de Revolución Bolivariana, acontecimiento singular de la historia latinoamericana y caribeña, que ha abierto un nuevo capítulo, no solo para el pueblo venezolano, sino para los pueblos de toda la región.
El 3 de febrero de 1999, ante los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela y tras la toma de posesión del Presidente Hugo Chávez, el compañero Fidel Castro expresó: "Ha venido a producirse esta situación de Venezuela en el momento crítico de la integración de América Latina; un momento especial en que los que están más al sur, en su esfuerzo unitario, necesitan la ayuda de los del norte de Suramérica, es decir, necesitan la ayuda de ustedes. Ha llegado en el momento en que el Caribe necesita de ustedes. Ha llegado en el momento en que ustedes pueden ser el enlace, el puente, la bisagra —como quieran llamarlo— o un puente de acero entre el Caribe, Centroamérica y Suramérica. Nadie está en las condiciones de ustedes para luchar por algo tan importante y prioritario en este instante difícil, por la unión, la integración, digamos, por la supervivencia si quieren, no solo de Venezuela, sino de todos los países de nuestra cultura, de nuestra lengua y de nuestra raza.
La impresionante trayectoria recorrida desde entonces por el pueblo bolivariano, rebasa las expectativas más optimistas de aquel momento. Ante desafíos aparentemente infranqueables, el pueblo venezolano ha consolidado una revolución política, económica y social, cuya trascendencia no podrá ser borrada jamás. Los avances logrados, la justicia alcanzada y la independencia duramente defendida, son para siempre patrimonio del pueblo venezolano y de los pueblos latinoamericanos.
Han pasado más de cuatro años desde aquel 14 de diciembre del 2004, cuando en acto histórico e inédito para nuestro continente, nació el acuerdo integrador y emancipador basado en la justicia, la solidaridad y la cooperación que llamamos Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. A pesar del poco tiempo transcurrido, el ALBA muestra resultados notables.
Frente al estancamiento y las limitaciones de la integración en nuestra región, concebida bajo los paradigmas neoliberales del libre comercio, el ALBA se ha consolidado como verdadera alternativa política y económica a favor de los pueblos.
Pero no sería posible contemplar sus éxitos incuestionables y ni siquiera su concepción política, si no fuera por la Revolución Bolivariana, si no fuera por el espíritu solidario forjado por el pueblo venezolano en estos diez años y si no fuera por el liderazgo y la audacia de su líder, el Presidente Hugo Chávez.
El impacto de esta cooperación ha beneficiado ya a millones de personas. Se aprecia en las inversiones llevadas a cabo, en los programas de atención médica, en la alfabetización, la formación de recursos humanos, los programas de viviendas, la producción de alimentos, la disponibilidad, eficiencia y sostenibilidad energética, y en múltiples otras esferas de la economía y la sociedad.
Por su naturaleza, el ALBA se libra de las discrepancias de fondo o del espíritu de rivalidad competitiva que contamina otros esfuerzos de integración. Dispone por tanto del tiempo y la energía para concentrarse en el empeño riguroso de garantizar el efectivo funcionamiento de sus estructuras y de adaptar las prioridades a los requerimientos que imponen las circunstancias. Es ese nuestro desafío actual.
Las definiciones y las decisiones alcanzadas en el marco del ALBA son audaces y a la vez, trascendentales. Hemos establecido las empresas grannacionales en conformidad con las áreas de cooperación priorizadas. Hemos dado el paso significativo de crear el Banco del ALBA, instrumento novedoso para el fomento del desarrollo integrador entre nuestras naciones. Se trata de un banco que se destacará por el carácter democrático de su sistema de toma de decisiones y su acento en los programas sociales.
No podemos desconocer las realidades del entorno en que estamos operando. La crisis que afecta a la economía internacional, tiene impacto sobre todas nuestras naciones, en un grado u otro. Puede haber alivio para algunos al disminuir el costo de sus importaciones de alimentos y recursos energéticos. Puede haber, a la vez, daños para las economías de aquellos que dependen de la exportación de productos básicos, cuyos precios se han deprimido y amenazan con continuar así. La contracción de los mercados de los países desarrollados afecta a casi todos, y la contracción del crédito agrava una situación financiera ya precaria.
Debemos pensar en el futuro del ALBA con realismo, siendo absolutamente fieles a sus principios fundacionales y a las expectativas de nuestros pueblos. Es por ello que resulta prioritario para todos consolidar este empeño de integración solidaria que por su naturaleza es la única opción viable en este momento de crisis y turbulencia económica.
El pasado mes de diciembre, nuestra región tuvo la oportunidad de manifestar en Salvador de Bahía, Brasil, una renovada vocación integracionista, marcada por un espíritu de independencia regional que se extiende hoy a todos los pueblos al sur del Río Bravo. Fue una expresión de solidaridad común pocas veces experimentada y señal de un nuevo momento para Latinoamérica y el Caribe.
El ALBA ha marcado pautas en ese nuevo espíritu. Sus bases conceptuales y sus raíces populares se erigen en nuevo paradigma para la unidad de la región. Quienes hoy integramos el ALBA, nos identificamos con un compromiso que rebasa el estrecho interés en la ganancia. Buscamos el desarrollo integral, solidario y sostenible. Priorizamos la respuesta a los requerimientos sociales de nuestros ciudadanos, y la protección de los recursos naturales para beneficio de los pueblos. Reconocemos el trato especial y diferenciado que merecen los más vulnerables. Aunamos nuestros recursos y fortalezas a favor del bien común, no los enfrentemos en la competencia estéril.
Estamos ante un momento de singular trascendencia. A pesar de las dificultades y del escenario complejo que nos rodea, contamos con los recursos para avanzar y con el respaldo de los pueblos que representamos.
El próximo 2010 se cumplirán 200 años de la proclamación de la independencia de Venezuela, chispa que impulsó la gesta emancipadora de la región y el nacimiento de un mundo nuevo. El ALBA será el instrumento de nuestra nueva independencia.
Por eso tenemos una confianza ilimitada en que SÍ SE PUEDE. VENCEREMOS.
Muchas gracias.