Los camioneros bloquean las carreteras y agravan la crisis. BUENOS AIRES.— Falta de alimentos en supermercados, escasez de combustible y caída del consumo son el resultado de la retoma del paro por los grandes empresarios agrícolas y terratenientes, en tanto los camioneros, por su parte, también cortan rutas.
Las denominadas organizaciones ruralistas habían dado un compás de espera para la negociación, luego que la presidenta Cristina Fernández anunciara que la subida decretada al impuesto a las exportaciones de granos —que aquellos rechazan— se emplearía en fines sociales.
Pero los camioneros y otros transportistas —sin trabajo en tanto permanecía bloqueada la exportación por parte de los ruralistas— fueron al corte de vías, por su cuenta, el jueves, y protagonizaron el sábado no bien aclarados encontronazos en los que también se enrolaron miembros de las organizaciones del campo y la policía, que arrestó por poco tiempo a 19 personas, entre ellos, la titular de la Federación Agraria de Gualeguaychú, Alfredo de Angeli, quien respondió renovando el llamado a la protesta.
Así, una treintena de rutas seguían semibloqueadas este lunes, reportó AFP, impidiendo el paso de camiones con cereales, y la comercialización de granos para la exportación.
En opinión de Telesur, los cortes ahora parecen menos, pero se mantienen los problemas con el abastecimiento. La Federación Panaderil de Buenos Aires aseguró que no tienen harina y están «impotentes». También comienza a faltar el combustible, cuya escasez, según el titular de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos, Raúl Castellano, comienza a sentirse en la capital y el denominado Gran Buenos Aires.
Largas filas de camiones se prolongaban durante horas sobre las rutas, retrasando la llegada de las mercancías a destino, mientras camioneros del área de combustibles se negaban a hacer traslados por temor a incidentes, explicaron los despachos.
La prolongación de la puja, iniciada con el decreto de Fernández en marzo, también se siente hace rato en el interior del país, y se extendió a la capital debido al agravamiento que han significado los piquetes transportistas.
El hasta hace poco pujante sector inmobiliario argentino también registró en las últimas semanas una caída entre 20 y 30 por ciento, según operadores.
Pero tanto como el desabastecimiento y el fantasma de la crisis, como le han llamado algunos observadores, preocupa que sectores ultraderechistas se aprovechen de una coyuntura que sacó a amas de casa de la clase media con calderos, a las calles, hace algunas semanas, y puede generar aún más inestabilidad si la escasez de productos se incrementa.
De hecho, incluso representantes del denominado centro Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, están responsabilizando al Gobierno. Eduardo Sigal, del Frente Grande, llamó por el contrario a «cerrar filas» en apoyo al Ejecutivo, en tanto otras fuerzas sociales identificadas con la izquierda se oponen al paro agropecuario de los grandes empresarios y terratenientes, alertan sobre el peligro de desestabilización, pero piden al Ejecutivo la implementación de un modelo productivo más justo en el campo, que no victimice al pequeño y pobre agricultor.
Se ha anunciado que este cuarto paro terminaría el miércoles, pero De Angeli advirtió que de ser necesario, se quedarían «cien días más en las rutas». Para esa misma fecha, movimientos políticos y sociales también han convocado a un acto en la Plaza de Mayo, frente a la casa de Gobierno, en respaldo al Ejecutivo.