La portada de la edición china de Cien horas con Fidel. Beijing. —Cien horas con Fidel ya está a la venta en chino. En las grandes librerías de esta capital es posible encontrar el grueso volumen de carátula roja, con el rostro de nuestro Comandante en Jefe grabado a relieve. Las palabras del líder cubano fueron convertidas en cientos de miles de caracteres para que llegaran sus ideas hasta el país más poblado del planeta.
No fue una tarea fácil, pero las ocho personas que hicieron posible el proyecto de traducir al mandarín la segunda edición revisada por el propio Fidel, sienten ese tiempo de sus vidas de una manera especial. Cuatro de ellos estudiaron en la Universidad de La Habana en distintas etapas. Ex embajadores o académicos, todos son traductores de alto nivel del español en la República Popular China y llevan en el corazón a la Isla infinita. Quizá por eso, en el diálogo con tres de ellos, fue evidente el brillo en los ojos rasgados, la humildad en el tono de voz, y las evocaciones constantes a los compañeros que no estaban presentes.
Vivieron unos meses de sacrificios y entrega total a esas páginas donde ellos mismos reconocen una savia esencial. Entonces, la voz de Fidel los acompañó íntimamente. Algunos dejaron atrás sus vacaciones, otros cancelaron viajes al exterior: todos se entregaron a la obra. En el camino hasta la presentación del libro en la Academia de Ciencias Sociales de China el pasado 6 de marzo de 2008 quedaron decenas de horas de sueños y miles de consultas para que no hubiese ni un solo error.
La sorpresaHuang Zhiliang, ex embajador en varios países latinoamericanos, funcionario de la Embajada china en Cuba en la década del 60, en varias oportunidades traductor del Che y amigo entrañable de los cubanos, fue el primero en iniciar la traducción de Cien horas con Fidel, seis meses antes que el resto de sus colegas. Entonces no lo sabía.
«En vísperas de la Cumbre de Países No Alineados, que tuvo lugar en La Habana en septiembre de 2006, la Embajada cubana en Beijing me dio una tarea urgente. Yo debía traducir un importante artículo de Fidel Castro en un plazo de tres días. Tuve que trabajar día y noche, porque era el capítulo 24, dedicado a América Latina, uno de los más extensos del libro», dice este «joven» de 75 años con su calma ancestral y un español de lujo.
«Cumplí esa misión a tiempo y el material fue directamente enviado a Cuba. No podía siquiera imaginarlo: Fidel regaló el libro con el capítulo traducido al chino al compañero Yang Jiechi, entonces vicecanciller chino, y a los miembros de la delegación que asistió a la Cumbre del NOAL como observadores.
«Para ellos fue una gran sorpresa encontrar en el interior del libro un capítulo traducido al chino. También para mí, porque no imaginaba cuál iba a ser el destino de la traducción. Uno de los compañeros de esa delegación me regaló un ejemplar. Entonces pensé: Este libro es muy interesante, vale la pena traducirlo al chino».
De las letras a los signosTres de los traductores: Song Xiaoping, Huang Zhiliang y Xu Shicheng. Luego de medio año, la idea se materializó en un proyecto conjunto de la Embajada de Cuba, el Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de China (ILAS) y el apoyo financiero de la Corporación de Minerales No ferrosos de China (MINMETALS). Song Xiaoping, director del Centro de Estudios Cubanos del ILAS y coordinador de la edición de Cien horas... recuerda los comienzos.
«Cuando iniciamos el trabajo organizativo, incluso había algunos traductores fuera de la ciudad, pero al recibir nuestro llamado enseguida se incorporaron. El profesor Mao Jinli estaba en Hainan y regresó de inmediato para sumarse a este equipo. Xu Shicheng no solo tradujo varios capítulos, también se encargó de la revisión y edición del resto de los compañeros».
Song Xiaoping nos cuenta que varias editoriales se interesaron por el material, pero escogieron la más calificada para esta empresa. La Editorial de Ciencias Sociales de China es la encargada de garantizar la distribución y circulación de la obra, que consta de diferencias esenciales en relación con el resto de las lenguas a que ha sido llevada, más de una docena desde que se publicara por primera vez en mayo de 2006.
El prólogo, escrito por Fidel especialmente para esta edición, es el orgullo de todo el equipo que trabajó en el proyecto.
«Nosotros solicitamos, a través de la Embajada de Cuba, que el propio Fidel nos escribiera un prólogo. Según nos contaron luego, cuando él supo que estábamos trabajando, se puso muy contento y aceptó gustoso. El resultado final es ese Mensaje al Pueblo de China, que diferencia nuestra edición de las que hasta ahora han visto la luz», apunta Song Xiaoping, sin poder evitar que una chispa radiante le ilumine el rostro.
El profesor Song, quien estudió en Cuba en la década del 80 y es ahora uno de los más reconocidos estudiosos sobre nuestro país en la nación asiática, destaca de modo especial a sus compañeros: «Los traductores son todos de muy alto nivel y muy responsables, porque no solo se ocuparon de la traducción, sino que incluyeron notas, innecesarias para el público cubano, pero imprescindibles para los lectores chinos».
De una fotocopia a 5000 ejemplares«Nosotros teníamos la primera edición de Cien horas... que nos había regalado Esteban Lazo cuando se creó acá el Centro de Estudios Cubanos dentro del ILAS. Pero comenzamos a traducir aquel libro que Yang Xiang, asesor del vicecanciller chino, regaló al embajador Huang tras el regreso de la delegación china de la Cumbre NOAL en La Habana», cuenta Xu Shicheng, profesor de la CASS, un hombre alto, conversador y expresivo hasta la médula.
Con una risa contagiosa y complicidad velada agrega: «El embajador Huang me prestó el libro firmado por Fidel y le saqué fotocopia. Con eso iniciamos el trabajo. Luego la Embajada de Cuba envió ejemplares al Instituto y los repartimos, pero yo preferí continuar con esa fotocopia.
«Hicimos una división por capítulos. Cada uno tradujo alrededor de tres, en dependencia de la extensión. Liu Chengju trabajó el último, que creo es el más extenso, y el embajador Huang, cinco; es quien más tradujo».
Xu Shicheng, con sus 64 años, recuerda con gran cariño la estancia en Cuba como parte del segundo grupo de becarios de su país a la Isla, entre 1964 y 1967. También, y lo dice con orgullo, que su colega Hao Mingwei llegó en el primer grupo de estudiantes chinos.
«Liu Chengju es la única mujer del grupo. Ella ha escrito mucho sobre el Che Guevara y sobre Fidel, y varios ensayos sobre Cuba. Su hija estudió en la Universidad de Las Villas», nos revela Shicheng.
«Claro que hubo dificultades. Hemos consultado dudas a varios funcionarios de la Embajada y como la traducción la hemos hecho ocho personas, he debido hacer una revisión muy cuidadosa para unificar términos. En la traducción al chino una palabra tiene varias posibilidades de concretarse en caracteres, depende de quien haga la traducción. Ese es el caso de Sierra Maestra, por ejemplo. En el libro hay muchos nombres de sitios geográficos y de personas... ha sido necesario buscar la traducción exacta, así que tuvimos que usar muchos diccionarios y enciclopedias», apunta Xu Shicheng.
Devolvemos conocimientos«Quisiera decirle al compañero Fidel que la obra es de mucha importancia y alimenta la vida espiritual del pueblo chino. Le deseamos a Fidel buena salud y que siga escribiendo, para nosotros seguir traduciendo», expresa Song Xiaoping.
Por su parte, Huang Zhiliang, reclinado en una de las sillas del salón de la Embajada de Cuba, habla lento y emocionado: «Para mí el proceso de traducción de esta obra ha sido muy placentero, muy emotivo. Me impresiona profundamente el pensamiento de Fidel Castro, su lenguaje ameno y su tono irónico. Realmente es un dirigente muy inteligente y carismático. Yo deseo un pronto restablecimiento de su salud y que siga dirigiendo a la Revolución. Siempre digo a los amigos que mientras más se conoce el pensamiento de Fidel Castro, mayor admiración se siente por él».
Para quien antes de llegar a este diálogo estaba revisando la traducción de las Reflexiones del Comandante, las palabras para Fidel llegaron en ráfaga, llenas de nostalgias y certezas.
«Nosotros que estudiamos en Cuba le tenemos mucho cariño a Fidel, al pueblo de Cuba y al Partido Comunista cubano. Consideramos que es nuestro deber dar a conocer al pueblo chino la Revolución Cubana, el pensamiento de su líder, la contribución de este al proceso y al movimiento socialista internacional».
Y concluye Xu Shicheng:
«Consideramos que nuestro trabajo es importante para la comprensión mutua entre los dos pueblos hermanos. Cuba nos educó, perfeccionó nuestro español y ahora nosotros le devolvemos nuestros conocimientos. Damos gracias al pueblo cubano por habernos preparado. Hemos querido que la traducción de Cien horas con Fidel y de las Reflexiones, también sea nuestro especial regalo por el aniversario 50 del triunfo de la Revolución Cubana».
Algunos datos de interés Cien horas con Fidel fue el libro más buscado por los lectores del mundo en 2007 y ha sido editado también en Italia, Portugal, Francia, Grecia, Brasil, Turquía, Corea, Eslovaquia, Noruega, Japón, Israel, Dinamarca, Croacia, Rusia, Vietnam, Bulgaria, Estados Unidos e Inglaterra. Los traductores al chino (mandarín) son: 1. Huang Zhiliang, ex embajador chino en varios países de América Latina. 2. Song Xiaoping, director del Centro de Estudios Cuba del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de China (ILAS) 3. Xu Shicheng, investigador titular del ILAS4. Mao Jinli, investigador ILAS (jubilado) 5. Xu Wen Yuan, investigador ILAS (jubilado) 6. Hao Mingwei, investigador ILAS (jubilado) 7. Bai Fengsen, investigador ILAS8. Liu Chengju, investigadora ILAS