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BRUSELAS.— Nueve meses después de celebradas las elecciones legislativas en Bélgica, la crisis política más larga de la historia del país europeo finalizó el martes con un acuerdo de cinco partidos para formar un gobierno de coalición que liderará el cristianodemócrata flamenco Yves Leterme.
Según DPA, el pacto se fraguó tras unas maratónicas negociaciones de 21 horas. «Es un buen acuerdo de coalición», dijo Leterme.
En el nuevo gobierno están representados conservadores y liberales de Flandes (la región del norte, de habla neerlandesa) y de Valonia (al sur, de lengua francesa), así como los socialistas francófonos. Los puntos más discutidos durante las negociaciones fueron la política fiscal y cuestiones como el asilo y la inmigración.
El liberal francófono Didier Reynders, ministro de Finanzas desde hace casi nueve años, anunció a la emisora RTBF una reforma fiscal que fortalecerá el poder adquisitivo de los belgas. Sus planes fueron criticados por los socialistas flamencos, que consideran que en lugar de fortalecer los seguros de enfermedad y jubilación, el nuevo gobierno hará un enorme regalo fiscal a las grandes empresas, dijo la presidenta del partido, Caroline Gennez.
El acuerdo de coalición, de 40 páginas, prevé regulaciones más estrictas para la nacionalización y la reunificación familiar de los inmigrantes, aunque los que carezcan de papeles podrán más fácilmente obtener un permiso de residencia si es de utilidad económica para el país.
Sin embargo, el tema más controvertido, el de una reforma estatal, volvió a excluirse y se tratará después. Leterme fracasó el año pasado en dos ocasiones en su intento de formar gobierno debido, sobre todo, a esta cuestión, ya que los nacionalistas, que ahora no participan en el nuevo Ejecutivo, exigían mayores competencias para las regiones, un paso dirigido a intentar separar definitivamente en el futuro a Flandes y Valonia, y a quebrar así la unidad nacional.
