Carlos Aznares. «Impactante». Así resume el periodista Carlos Aznares, las impresiones de su reciente recorrido por Irán; una visita a la que fueron invitados colegas de diez medios de prensa de Argentina, pero realizaron solo cinco: las inconformidades de sus directivos «desalentaron» al resto.
Podría pensarse que —como ocurriría en cualquier caso— la suya sea una visión condicionada por la filiación contra el status quo en materia mediática, que convirtió a Aznares en uno de los iniciadores de la llamada «prensa alternativa». El Resumen Latinoamericano ya tiene 15 años dando a conocer las razones poco dichas de los de abajo en esta región y todo el Tercer Mundo y, a ello, el pequeño pero voluntarioso equipo que encabeza ha agregado un programa semanal de radio con la emisora de las Madres de Plaza de Mayo; producen un programa de televisión, y un diario digital bisemanal con casi 110 000 suscriptores gratuitos. Son pocos en el grupo y ninguno percibe ingresos por esa labor. «Somos de la idea que no se necesita demasiada gente, sino más militancia», afirma.
Pero el viaje por unas cinco provincias iraníes incluyendo a Teherán, la capital, resultó impresionante, incluso, para reporteros quizá no tan identificados con las causas del Tercer Mundo como sus colegas de Página 12 y de las radios Del Mundo y Continental.
«Cuando volvieron, lo hicieron con un discurso que realmente me sorprendió. Dijeron: «no esperábamos ver este país tal cual es». Y, sí, comprendimos el porqué de la agresividad estadounidense: Estados Unidos no puede aceptar el desafío de una sociedad donde hay 20 millones de reservistas, un millón de soldados dispuestos a defender la soberanía de Irán pero, también, una sociedad organizada, donde se practica la libertad de culto».
En contraposición con lo que afirma la propaganda de Washington para justificar la agresividad anti-iraní, los periodistas recibieron el impacto de «un país, con fuerte potencial industrial y tecnológico, que sufre un embargo importante por parte de EE.UU., pero ha aprendido a desafiarlo y agudizar el ingenio, como Cuba ante el bloqueo.
«Todo su desarrollo industrial te hace pensar dónde están las razones por las cuales EE.UU. quiere “jaquear” a Irán. Se puede autoabastecer, y puede ayudar a otros países en la región que estén en las mismas condiciones».
Sin la obligatoriedad de contar con guías y casi siempre prescindiendo de ellos, el pequeño grupo de reporteros argentinos visitó industrias cuya existencia no había imaginado.
«Yo, que he viajado bastante la región, no había visto en ella fábricas como las que vi allí: todo robotizado. La capacidad de producir alimentos y el desarrollo de la agricultura basta para cubrir las necesidades básicas con mucha solvencia.
«Estuvimos en los barrios más humildes, y vimos comunidades como las de clase media latinoamericana: esos eran los más humildes. No se ven niños pobres y sin zapatos, no se ve la miseria latinoamericana».
Les sorprendió también la asistencia estatal a la juventud (el 75 por ciento de la población, y el 60 por ciento son mujeres).
«Fuimos en una delegación que tenía todos los prejuicios posibles sobre la sociedad iraní y las mujeres, y vimos que ellas están en todas las actividades igual que el hombre, con una fuerte presencia en profesiones clásicas como la medicina, la abogacía, la ingeniería, las ciencias políticas; y en las universidades son casi el 70 por ciento del estudiantado y de los profesores, o han hecho doctorados. Por el contrario, están preocupadas porque los hombres no van tanto a las universidades como ellas. Su Federación de mujeres es muy progresista, y me encontré con cosas impensadas como ‘la píldora del día después’, que es legal en Irán , y no en algunos países de América Latina. El aborto terapéutico existe, y la anticoncepción y el uso de profilácticos son absolutamente estatales.
Hay conciencia, desde luego, de que pueden ser atacados. «Ellos dicen: ‘ojalá nunca suceda’. Pero están preparados, y están listos para responder... La resistencia es fuerte. Y la gente no resiste solamente a tiros».