EL PASO, Texas, abril 12.— El mecanismo para la salida vigilada de Posada se paralizó este mismo jueves, cuando abogados del Departamento de Justicia presentaron una moción de emergencia para evitar que fuera liberado. A esas alturas, hacía varias horas que la defensa ya había depositado los 350 000 dólares de la fianza, y Posada había sido llevado hasta Texas para firmar los documentos pertinentes. Pero fue devuelto a la prisión de Otero, en Nuevo México, explicó El Nuevo Herald, luego de recibir la notificación de la Corte de Apelaciones del 5to. Circuito en Nueva Orleans.
Se trata de la segunda acción de este tipo que toma la fiscalía luego de que la jueza Cardone accediera a darle la condicional, y después que esa magistrada rechazara otra moción de los representantes de Justicia, donde le pedían reconsiderar su dictamen.
Jerry Payan, portavoz de los alguaciles federales, servicio encargado de la custodia de los reos, dijo a la agencia EFE que el fallo del Quinto Tribunal de Apelaciones de Nueva Orleans (Luisiana) fue comunicado hoy al tribunal de El Paso por correo electrónico.
«Estamos como al principio cuando la juez de El Paso no había concedido fianza», dijo Payan.
«El último paso en el proceso era la firma de fianza de Posada Carriles», había informado Payan antes de que llegara el dictamen del tribunal de apelaciones.
Posada fue escoltado desde el tribunal federal en El Paso de vuelta a Nuevo México, vistiendo un uniforme carcelario rojo y esposado en la cintura y los pies, rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad.
El abogado de Posada en Miami, Arturo V. Hernández, no quiso comentar al respecto, mientras que su defensor en El Paso, Felipe D. J. Millán, no respondió a una llamada telefónica de AP.
En sus declaraciones a Venezolana de Televisión, el abogado José Pertierra estimó probable que lo mantengan tras las rejas, y valoró como muy importante, en tal sentido, la indignación que la posibilidad de su liberación ha provocado en Venezuela, Cuba y sectores estadounidenses molestos con la medida de Cardone. Pero no se sabe con seguridad si, finalmente, el terrorista esperará en la cárcel el juicio migratorio del 11 de mayo.
Esta semana, el gobierno venezolano reiteró su solicitud de que Posada Carriles sea extraditado y juzgado en ese país, de cuyas cárceles se fugó en 1985; el Parlamento se pronunció contra la fianza, y el canciller Nicolás Maduro reiteró este mismo jueves la exigencia de que la administración de George W. Bush cumpla con el Tratado de Extradición firmado con su nación. Solo quedan dos variantes para hacer justicia: o se le encausa como terrorista, o se le envía a Venezuela.
Precisamente desde ese país salieron a la luz, la víspera, otros elementos que recuerdan la esencia terrorista del acusado, con el allanamiento de la residencia de Joaquín Chaffardet, ahora presentado como asesor jurídico de Posada pero compinche suyo cuando ambos reprimían a los venezolanos desde la DISIP en los años 70, época en que este era conocido como el Comisario Basilio.
Según un despacho de AP, miembros de la actual Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela llevaron a cabo el operativo acompañados de testigos, e incautaron documentos relacionados con la voladura del avión de Cubana en 1976, y explosivos C-4, el mismo tipo de material usado por los mercenarios contratados por Posada Carriles para atentar contra los hoteles cubanos en 1997, el que iban a usar contra el Paraninfo de Panamá, y en otras de sus fechorías.
Según la esposa de Chaffardet —quien, supuestamente, estaba de viaje— fueron incautados manuales que su marido tenía hace más de 30 años, de la época cuando trabajó junto con Posada Carriles en la policía política venezolana; «papeles muy viejos» de la voladura del avión cubano; «videos de seguimiento de prensa» del caso de Posada, describió María Teresa Rosas. Chaffardet participó como testigo en el juicio migratorio que se le sigue al terrorista.
Por ahora, la Casa Blanca y sus maquinaciones para evitar que el terrorista siga tras las rejas y vaya a hablar lo que sabe, parecen fracasar. Pero aún no está dicha la última palabra. La lucha por mantener al verdugo en prisión no ha terminado.