Foto: AP WASHINGTON, enero 3.— Agentes del FBI fueron testigos de más de dos docenas de casos de torturas, abusos, agresiones y humillaciones a prisioneros en sus campamentos carcelarios en la Base Naval de Guantánamo.
Documentos publicados este miércoles en la página de Internet del FBI revelan la situación en al menos 26 casos donde se utilizaron especialmente duros métodos de interrogatorios por parte de integrantes de otros servicios estadounidenses, personal militar y de inteligencia, así como contratistas de empresas de seguridad privadas en la prisión establecida desde enero de 2002, en el territorio ilegalmente ocupado en Cuba, para los llamados «combatientes enemigos».
La documentación fue obtenida por la ACLU (Unión de Libertades Civiles de EE.UU.) como parte de una causa legal establecida por ex prisioneros que fueron torturados cuando eran sometidos a los interrogatorios. Según ANSA, el FBI había pedido a 493 de sus agentes, que estuvieron presentes en esa cárcel creada luego de los atentados del 11 de septiembre y de la invasión a Afganistán, dieran su testimonio si conocían de esos vejámenes.
Las informaciones agregan que en varias ocasiones los miembros del FBI vieron «cómo los prisioneros eran atados de manos y pies en posición fetal en el piso de la sala de interrogatorios durante 18, 24 o más horas sin recibir alimentos o agua». A menudo los detenidos debían estar tumbados sobre su propia orina o excrementos.
Otros prisioneros fueron encerrados en habitaciones con bajas temperaturas generadas por sistemas de aire acondicionado en las que «temblaban de frío», u otras sin aire y muy calurosas. En un caso «la cabeza de un detenido con barba fue envuelta con cinta adhesiva» como castigo por recitar versos del Corán, a otro le cubrieron la cara con una bandera israelí.
A pesar de que los agentes del Buró Federal de Investigaciones presenciaron esas torturas, su propia pesquisa los «exonera», al afirmar que ninguno participó en el empleo de esos métodos.
Los reportes describen a una guardia femenina en prácticas de índole sexual que constituyen ofensas a los practicantes de la religión islámica. Otro interrogador, dicen los documentos, se hizo pasar por un agente del FBI y vestido como sacerdote católico «bautizó» a un prisionero, en otra afrenta de carácter confesional.
El sitio digital MSNBC señaló que algunos de los oficiales militares y contratistas reconocieron que las técnicas de interrogatorio habían sido aprobadas por el Departamento de Defensa, incluido su ex secretario Donald H. Rumsfeld.
Precisamente la publicación de estos comprometedores documentos fueron solicitados por la Unión de Libertades Civiles de EE.UU. que está demandando a Rumsfeld y otros altos funcionarios del gobierno de George W. Bush por estos actos criminales.
Se considera que cuando en este enero dé inicio a su período de trabajo el 110 Congreso estadounidense, ahora bajo dominio de los demócratas, las violaciones y abusos cometidos contra los detenidos serán tema de alta prioridad en los debates de varios comités, entre ellos del Comité Judicial del Senado cuyo presidente Patrick Leahy ya ha notificado al Fiscal General Alberto Gonzales que quieren conocer de la participación de la CIA en estos métodos de interrogatorio.
El propio Gonzales ha sido señalado como uno de los auspiciadores de la utilización de la tortura cuando era el asesor legal de la Casa Blanca en el primer período de Bush. El Departamento de Justicia que ahora encabeza rehúsa entregar esos papeles por su contenido «extremadamente sensitivo», alegando que ayudaría «a los ataques terroristas». En octubre pasado Bush firmó una legislación que autorizaba tácticas de interrogación «agresivas».