El orgasmo masculino dura en promedio seis segundos, mientras el femenino puede alcanzar más de 20
A lo largo de la vida, los hombres producen más de 500 000 millones de espermatozoides. Este es un proceso continuo desde la pubertad hasta el final de sus días, con lógicos cambios de volumen y frecuencia en cada etapa vital.
En cada eyaculación salen por la uretra millones de estas células, las más diminutas y únicas con autonomía en el cuerpo humano. Sin embargo, son solo una décima parte del semen emitido; el resto es una sustancia producida en la próstata que los alimenta y facilita su traslado.
No existen dos penes iguales en el mundo, y tampoco hay copias idénticas de los testículos de cada hombre. Ningún molde estándar puede resumir la millonaria variedad de tamaños, formas, color y grosor.
El orgasmo masculino dura en promedio seis segundos, mientras el femenino puede alcanzar más de 20. La mayoría de las personas cree que eyaculación y orgasmo son lo mismo, pero no es así. Cada proceso puede darse de forma independiente, y con entrenamiento pueden ser anulados indistintamente para dar prioridad a uno de los dos.
Durante el acto sexual, tanto el pene como los testículos varían de tamaño y mejoran en sensibilidad. Por lo general ambos duplican su apariencia en reposo, gracias al flujo sanguíneo convocado por la excitación. Muchas veces el escroto o bolsa testicular «ayuda» al crecimiento visible del pene y sus compañeros pueden aparentar una reducción, cuando en realidad solo están más recogidos.
Controlar la erección peneana no siempre es posible, sobre todo durante la explosión hormonal de la pubertad o variadas circunstancias socioambientales. Esos arranques espontáneos pueden resultar inoportunos y no placenteros, pero mientras más piensen en ello, menos pueden evitarlo, porque el sistema nervioso simpático tiene el mando, no la mente.
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