El amor se construye en un tiempo y espacio compartido que no se puede prefijar, porque cada pareja tiene su propio estilo
W.S.: Tengo una novia que me gusta mucho, pero sus prácticas de higiene no siempre permiten que sus genitales huelan bien. Entonces yo evito determinadas caricias o besos y ella me recrimina. Yo no supe cómo explicarle lo que me sucede por temor a herir sus sentimientos. ¿Qué puedo hacer?
El erotismo se construye junto a la intimidad subjetiva. Situaciones como esta se presentan en el inicio de cualquier relación. La pregunta que hace ella es la oportunidad para comentarle, con delicadeza, de qué modo te gustaría regalarle esas caricias que anhela. A veces es suficiente sugerir, otras hay que iniciar con el ejemplo e introducir el asunto según el estilo y lo que pueda soportar cada uno.
Conversar temas difíciles forma parte del entramado íntimo de la pareja. Esto no significa que haya que decirlo todo y herir sentimientos, o agotar el tema desde la primera vez. Solo debes compartir aquello que pueda ayudar a destrabar algún asunto necesario, como este de las prácticas eróticas.
Por otra parte, es importante destacar que a medida que ambos gocen más los pequeños detalles de la vida en pareja, disfrutarán más esos olores y sabores personales que al inicio se prefieren disfrazados de perfume.
El amor se construye en un tiempo y espacio compartido que no se puede prefijar, porque cada pareja tiene su propio estilo. Conversar, esperar, innovar, recomenzar respetando los límites de la otra persona y los propios, son ingredientes fundamentales para hacer posible el lazo.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica.