Y.U.: Tengo un matrimonio de 14 años. Nos llevamos bien aunque en los últimos dos años los problemas se han intensificado por mis celos. En las últimas relaciones me ha fallado la erección. La primera vez ella me invitó antes de almorzar; me sentía indispuesto, pero por no llevarle la contraria, lo intenté y fallé. Después, sin planificarlo, todo fluyó de maravilla. Otro día volvió a invitarme y me sucedió lo mismo. Ahora pregunta si ya no me gusta y no es así: me sigue gustando como el primer día. ¿Qué me aconsejaría? Tengo 35 años.
Pareciera que has intentado resolver los problemas de pareja a través de esos fallos en la respuesta sexual. Intentar complacerla sin deseo llevó a despertarle una inseguridad semejante a los celos tuyos de los últimos dos años.
Tú no has logrado darle placer en el instante que lo ha demandado y tal vez ella tampoco logró satisfacerte antes cuando lo esperabas. Así, el acto fallido de ahora podría llevarlos a reflexionar sobre otros fallos de los últimos años. ¿Qué más está malográndose? ¿Habrá otros modos de arreglárselas con los fracasos que no sean inseguridad o celos?
Cuando no se siente disposición o se experimenta inseguridad puede fracasar la respuesta sexual, que no siempre es igual. No es necesario magnificar estas situaciones, como tampoco habría que complacer a toda costa o exigir caprichosamente lo que la otra persona no puede dar.
Es imprescindible identificar qué te ha tornado tan inseguro y las razones por las cuales interpretas esos hechos como señal de desamor o desinterés. Las mejores relaciones se distinguen del resto por su capacidad para afrontar los múltiples fallos de su historia sin destruir aquello entrañable que los une.