Y.N.: Mi problema es que creo que soy bisexual. Me gustan los hombres, pero a veces me he sentido atraída por muchachas. Tengo miedo de decírselo a mi familia. Temo decepcionar a mi mamá. El único que lo sabe es mi papá, quien me apoya en la decisión que tome. No tengo novio, ni novia. Tengo 15 años.
Lo más importante ahora no sería si decepcionas o no a tu familia. Lo esencial es que te sientas acompañada durante este período de dudas e inquietudes. No todos los miembros de la familia pueden cumplir esta función, pero sí es conveniente elegir a alguien con quien confrontar nuestras ideas. En el tránsito de la niñez a la adultez, uno se va preparando para tomar muchas decisiones que van desde el trabajo hasta la pareja.
Se pueden sufrir largos períodos de dudas, desencuentros y equívocos, mientras transcurre el proceso de definición de qué tipo de persona uno prefiere para establecer un vínculo. Es común que nos sintamos atraídos por personas que luego no son las elegidas. No son pocas las confusiones entre una admiración y una atracción. Así, unos saltan de una relación sexual a otra, otros, de una duda a otra.
La elección de la orientación sexual se va construyendo paulatinamente. Es una cuestión de preferencia por personas de uno u otro sexo (o ambos).
Puedes acercarte a tu mamá e ir explorando qué piensa de temas como estos. Ella podrá darte señales de su disposición para acompañarte durante este proceso. Tu papá también puede ayudarte a aproximarte a ella.
Por otra parte, debes dedicar tiempo a analizar este miedo a decepcionar porque puede dificultarte otras decisiones en el futuro. Podrías hablar de ello en una consulta sicológica.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología Clínica