Y.A.: Hace un año mantenía relaciones con un muchacho algo más joven que yo. Me enamoré perdidamente, como una adolescente. Aprendí y cambié mucho junto a él. Nuestras relaciones sexuales eran maravillosas. Pero debido al poco tiempo que mi lejano trabajo dejaba para atenderlo, nos fuimos distanciando hasta que terminamos. Después hemos estado sin compromisos. Ahora, en otro trabajo, quise recomenzar con seriedad y estuvo de acuerdo, aunque solo por una semana. Cuando se perdió dijo que sus problemas le impedían mantener una relación conmigo. Por mucho que le insistí, nunca explicó más. Sufro amargamente. Cuando lo veo quisiera que la tierra se abriera y me tragara. A veces finjo indiferencia, pero se da cuenta. Me dolió mucho esa separación tan repentina. Aun así, no puedo aguantar los deseos de estar con él. Me demuestra que le gusto cuando estamos juntos. ¿Tendré que hablarle nuevamente? ¿Tendré que seguir esperando? ¿Lo olvido? Tengo 34 años.
No sabemos si revocará su decisión, pero ya él eligió. Si esperas algo será un cambio. Hablar con él podría servir para encontrar tu camino en lo adelante. Supones que la causa de la primera separación fue solo por tu ocupación laboral. No obstante, la posición de él podría haber sido muy diferente a la supuesta por ti.
Ahora te resulta difícil aceptar su negativa porque implica renunciar a una placentera ilusión amorosa alimentada todo este tiempo. Sin embargo, debes tener en cuenta su postura. Si él continúa así solo te queda mantenerte como amante informal o aceptar la soledad hasta fijar la mirada en otros ojos.
Desde el momento en que partió y alegó problemas inexplicables asumió el riesgo de perderte. Ahora te toca a ti definirte teniendo en cuenta todas las aristas posibles: su posición integral y tu proyecto de vida.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, Psicoanalista