La primera eyaculación, o eyacularquia, es un hito importante para los varones, clara señal del acceso a su capacidad reproductiva, y junto a otros profundos cambios físicos, hormonales y emocionales marcan el rumbo de su pubertad
¿Qué llama oculta / circula por mis venas / que al paso que me halaga / me aflige y desespera?
Manuel Bretón
La primera eyaculación, o eyacularquia, es un hito importante para los varones, clara señal del acceso a su capacidad reproductiva, y junto a otros profundos cambios físicos, hormonales y emocionales marcan el rumbo de su pubertad.
Sin embargo, este tema no se aborda con frecuencia en las familias, en algunas porque se considera tabú, y en otras falta información para compartir con los chicos, o se entiende que deben descubrir todo por sí solos.
Como hablábamos la pasada semana respecto a las niñas, también los varones necesitan estar preparados para asumir este cambio con confianza y naturalidad. La eyacularquia suele ocurrir entre los 11 y 15 años, tal vez más, según el desarrollo individual. El aumento de testosterona típico de la pubertad estimula la producción de esperma y provoca cambios, como el crecimiento del pene, la aparición de vello púbico y la maduración de los órganos sexuales.
Esta primera emisión de esperma puede ser espontánea, casi siempre mientras el chico está dormido, o por estimulación del pene durante una exploración asociada a pensamientos
sexuales. Tanto los llamados sueños húmedos como la masturbación son procesos normales, y explicarlos con naturalidad antes de que ocurran ayudará a reducir la confusión o el miedo.
Muchos varones pueden sentirse confundidos o avergonzados al experimentar su primera eyaculación, especialmente si ocurre durante el sueño o en momentos inesperados. Para evitar ese malestar es conveniente desmitificar el tema y no dejarlo a su descubrimiento casual o por anécdotas de su grupo.
Mucho menos debe confiarse en que las redes o internet les darán las mejores respuestas, antes o después de vivenciarlo por su cuenta, porque puede dar con sitios muy prejuiciosos y cargados de críticas contra el autoerotismo y las fantasías sexuales, o con alguna red de pedofilia que los incite a verlos o a hacerlo ante la cámara, ambos extremos muy peligrosos para la salud
sexual y sicológica del púber.
No tiene sentido escudarse en barreras comunicativas para eludir el tema en familia, porque ese exceso de pudor también puede condicionarles una mala experiencia. Debe crearse en casa un ambiente donde se sientan cómodos compartiendo sus dudas con alguno de sus padres u otro adulto significativo, y hablar del asunto en tono desenfadado, pero sin banalizarlo, porque es cierto que a partir de ese momento el jovencito corre el riesgo de embarazar sin proponérselo, incluso en juegos sexuales sin penetración.
De eyacularquia se habla en el contexto de una educación sexual integral, donde también se aborden otros cambios en la pubertad, como el registro grave de la voz, el crecimiento muscular y la sudoración, y la conducta adecuada para cuidar sus órganos y su salud sexual y reproductiva.
Emblemáticas de esta etapa son las contiendas por la higiene corporal de los varones. Es esencial insistir en el aseo, el cambio de ropa interior y el uso de desodorante o jabón. En el caso de las eyaculaciones nocturnas, la sábana debe ser lavada, no escondida, y para lograrlo el chico debe sentirse en confianza, no atemorizado o culpable.
Junto a estos elementos biológicos toca hablar de valores y sentimientos, de respeto hacia los demás y hacia sí mismos. En esta edad se fijan patrones de relación con todo tipo de personas, y deben poder distinguir amor de enamoramiento, amistad de simpatía e intimidad de conveniencias.
Esa gestión de los desafíos emocionales implica darles herramientas de autocontrol y autoconocimiento a través de charlas y confesiones personales, y debates oportunos, sin formalismos, de videos educativos y películas pensadas para explicar los cambios de esa edad, como la segunda parte de Intensa-mente (Inside Out).
Es importante que entiendan cómo el aumento de testosterona provoca erecciones y eyaculaciones no deseadas. Y eso es normal, aunque resulte incómodo en algunos contextos, pero también intensifica sus estados de irritabilidad y su deseo sexual, y ambos debe manejarlos de forma saludable.
Como crecemos en entornos socioculturales muy diversos, con gran carga de estereotipos, algunos púberes pueden sentirse en desventaja y reflejar cierta vergüenza o miedo, lo cual debe manejar la familia con empatía y sin mitos. Decir que el tamaño es lo más importante, o que la masturbación enferma, da granos o afecta la salud mental es contraproducente.
Al proporcionar información científica se evitan ideas causantes de ansiedad y conflictos con sus pares etarios. El debate sobre qué es natural o pecaminoso en estos asuntos depende
de las normas familiares, y aunque no es ético burlarse o minimizar criterios, el chico debe estar preparado para defender sus puntos de vista o ignorar los ajenos sin caer en expresiones de bullying, como víctimas o victimarios.
Preparar a los varones para sus eyaculaciones involuntarias fomenta una relación sana con su sexualidad y su identidad. Información clara, empatía y apoyo son herramientas esenciales para enfrentar luego otros desafíos de la pubertad con confianza y tranquilidad.
Más de 230 millones de niñas y mujeres en el mundo son supervivientes de la mutilación genital femenina (MGF) y necesitan acceso a servicios de atención adecuados. Según calcula Naciones Unidas, unos 27 millones de niñas corren el riesgo de sufrir esa práctica en el próximo lustro si no se agilizan las medidas para erradicarla.
Cada año, más de dos millones de niñas son sometidas a esa criminal y arcaica decisión antes de cumplir los cinco años: una de cada tres niñas en el planeta. Hace tres décadas, la proporción era de dos de cada tres niñas, lo cual demuestra que se puede trabajar para erradicar ese flagelo.
Sin embargo, el progreso debe ser al menos diez veces más rápido para alcanzar el objetivo mundial de eliminar la MGF para 2030, alertó el sistema de la ONU. Solo en 2025, unas 12 200 niñas pueden ser mutiladas
cada día, y varios cientos de ellas no lograrán sobrevivir.
En 2012, la Asamblea General de la ONU designó el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Durante más de diez años, el Programa Conjunto apoyó a las supervivientes en 17 países africanos y dio prioridad a las inversiones en iniciativas dirigidas a su empoderamiento, capacidad de acción y acceso a los servicios esenciales.
Aunque la práctica se ha mantenido por más de mil años, se puede acabar con la mutilación genital femenina en una sola generación, en consonancia con el espíritu del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5. Con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas y Unicef, más de siete millones de niñas y mujeres han recibido servicios de prevención, protección y atención, y más de 50 millones de personas declararon de forma pública su decisión de abandonar esta práctica. A la par se promueven cambios en las leyes, los medios de comunicación y las comunidades.