Este 1ro. de diciembre Onusida hace énfasis en cómo las pandemias hacen tambalear tanto nuestra existencia como nuestros medios de vida, porque las garantías de salud se interrelacionan directamente con otros problemas fundamentales: la reducción de la desigualdad, los derechos humanos, la igualdad de género, la protección social y el crecimiento económico
El que ama protege, cuida y no hace daño
Jorge Pérez Ávila
Por casi cuatro décadas el mundo ha convivido con la epidemia del VIH/sida. Han muerto millones de personas y otras decenas de millones viven con la enfermedad, a veces en condiciones muy precarias y sin esperanza de una vacuna o tratamiento paliativo, aun cuando la ciencia no ceja en buscar la primera y perfeccionar los segundos, cada vez con mejores resultados.
No pocos de esos individuos se expusieron al virus de forma irresponsable, conscientes del peligro y de todo lo que podría ocurrirles. Tal vez porque evitarlo significaba un cambio de estilo en sus vidas para los que no estaban preparados o no creyeron necesario asimilar porque se sintieron invulnerables.
Otras poblaciones muy numerosas se contagiaron desconociendo los riesgos por su bajo nivel educativo o por prejuicios culturales, y en no pocos países la situación empeora por no tener acceso a métodos de prevención y terapias sostenibles, en buena medida por falta de compromiso de sus gobiernos con la salud de la ciudadanía: una salud gratuita, con información basada en la ciencia y que estimule la autorresponsabilidad acompañada desde las instituciones públicas.
En el comunicado de Onusida de este 1ro. de diciembre se hace énfasis en cómo las pandemias hacen tambalear tanto nuestra existencia como nuestros medios de vida, porque las garantías de salud se interrelacionan directamente con otros problemas fundamentales: la reducción de la desigualdad, los derechos humanos, la igualdad de género, la protección social y el crecimiento económico.
Por eso el lema de este año es «Solidaridad mundial, responsabilidad compartida», llamado que apela también al activismo en comunidades y familias, cuya respuesta a la COVID-19 demuestra su valor para brindar información, reforzar los servicios, y generar protección social y esperanza.
Se habla también de multiplicar las respuestas sanitarias mundiales, incluida la que demanda la pandemia del sida, desde nuevas perspectivas que permitan sociedades más igualitarias, menos violentas y con políticas encaminadas a un cambio integral de los servicios de salud.
De responsabilidad familiar y personal, y de la solidaridad con las personas más vulnerables biológica o socialmente en todo tipo de epidemias, en especial la COVID-19 VIH, trató este martes un intercambio convocado en las redes sociales por la Unidad Nacional de Promoción de Salud, Prosalud, y en particular su Centro Nacional de Prevención de ITS-VIH/sida (CNP).
A nombre del CNP, la licenciada Lídice Mederos, coordinadora de la Línea de Jóvenes, destacó que Cuba se mantiene con la tasa prevalencia de VIH/sida más baja en Latinoamérica y se den pasos sólidos para completar las metas 90-90-90, imprescindibles para poner coto a esa pandemia, éxitos que avalan el esfuerzo estatal sostenido en Cuba a pesar de las adversidades económicas, y también la oportuna solidaridad de varios programas internacionales (que han ayudado a financiar la investigación científica, la atención terapéutica y las acciones educativas en todo el país) y el activismo desplegado por personas muy diversas en edad, origen, intereses, nivel educativo y grado de cercanía a la epidemia: portadores, familiares e incluso profesionales de la comunicación, las ciencias médicas, las artes y muchas otras ramas.
Al decir de Mederos, el hecho de que coincidieran en el mundo este año ambas pandemias demuestra algo importante: que todos los seres humanos somos parte de la solución. Incluso los menos vulnerables en apariencia, como los adolescentes.
Tanto Mederos como la Doctora Natividad Guerrero, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual, insistieron en que las familias deben romper las barreras de los prejuicios y ocuparse de la salud sexual en esas edades como se atienden otras demandas de salud integral; escuchar sus preguntas, entender su curiosidad sobre lo pasa en sus cuerpos y el de sus pares, y dialogar sobre la elección de la imagen, los productos culturales que consumen, además de acompañar sus procesos de desarrollo sicológico, porque la toma de decisiones en la vida estará siempre muy relacionada con el ejercicio de nuestra sexualidad, como confirmó también Melissa, una joven promotora de Prosalud que intervino en la charla.
El video de este interesante intercambio está disponible en el perfil de Facebook de Prosalud, así como un espacio de Consejería virtual para responder dudas y dialogar sobre el autocuidado en la sexualidad en su más amplia expresión.