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Los 12 centímetros que cambiaron la informática

Hace 43 años el mundo conocía el disco compacto, una tecnología pensada para la industria musical que hizo muchísimo más en toda la industria digital

Autor:

Yurisander Guevara Zaila

Ahora que las capacidades para almacenar información parecen casi infinitas, muchos, especialmente los más jóvenes, quizá no recuerden cuando los bytes se contaban como oro y tener un disquete de 1,44 megabytes de almacenamiento era un lujo que había que cuidar muy bien. Si ese disquete se rompía, se perdía mucha información, por lo general irrecuperable, pues tampoco los discos duros de las computadoras tenían mucho espacio disponible.

Acaso uno de los saltos más «grandes» en este sentido aconteció en 1982, y mañana se cumplirán 43 años de ese hecho. El 22 de agosto del mencionado año Sony y Philips presentaron al mundo el disco compacto o CD, como se le conoce popularmente. 

De 12 centímetros de longitud y poco más de un milímetro de grosor, este invento revolucionó toda la industria informática, a pesar de que fue pensado para la música.

Desde la década de los 70 del siglo pasado Sony y Philips colaboraron para llevar la música a un formato más compacto, duradero y capaz de almacenar más información. La vía de salida tenía que ser digital, pues los casetes y discos de vinilo analógicos tenían una capacidad muy limitada. 

Entonces, vino el CD a cambiarlo todo, pues de repente había un lugar en el que almacenar 700 megabytes de información, algo bastante grande para la época. 

LÁSER MEDIANTE

La industria musical fue una de las más beneficiadas con la llegada del CD. Tomada de Pexels.

A diferencia de sus padres analógicos, el CD era una tecnología digital que empleaba el láser para leer datos digitales codificados en pequeños hoyos y planos dispuestos en una espiral desde el centro del borde del disco. En esta idea laboraron de manera destacada ingenieros como Kees Schouhamer Immink,
Toshitada Doi y Norio Ohga, quienes pasaron a la historia como los padres del CD. 

En esos 700 megabytes de información era posible almacenar unos 80 minutos de audio de alta calidad, en el conocido formato .wav. Más tarde, la tecnología se expandió y adaptó para otros usos, como almacenamiento de datos (CD-ROM), video (VCD) y software.

La introducción del CD revolucionó la industria musical y cultural a nivel global. El primer álbum producido comercialmente en este formato fue The Visitors, de ABBA. Durante los años 80 y 90, el CD dominó el mercado, y desplazó casi por completo a los vinilos y casetes. 

Las discográficas comenzaron a reeditar sus catálogos en CD, lo que permitió una distribución masiva y facilitó el acceso a la música de alta calidad para millones de personas. 

De acuerdo con cifras históricas consultadas por este redactor, artistas como Michael Jackson, Madonna, The Beatles y destacados latinoamericanos, como Shakira, Juan Gabriel y Soda Stereo, se beneficiaron del auge del CD, y alcanzaron niveles récord en ventas. El formato permitió, además, que el álbum Thriller, de Michael Jackson, se convirtiera en uno de los discos más vendidos de todos los tiempos, con más de 66 millones de copias. 

Para la industria discográfica, el CD significó una era dorada de producción en masa y grandes ingresos. En los años 90, el disco compacto se convirtió en un símbolo de juventud y modernidad: coleccionar CD pasó a ser parte del imaginario colectivo, marcó el surgimiento de una cultura alrededor de formatos físicos, portadas, libretos y una interacción sentimental con el objeto musical.

Sin embargo, también tuvo detractores en este ámbito. Muchos melómanos y artistas clásicos
consideraron que la digitalización restaba «calor» o «alma» a la música, percibiendo el sonido del CD como más «duro» o frío respecto al vinilo.

Artistas como Lou Reed o Neil Young manifestaron su rechazo público al CD, mientras que otros adoptaron el nuevo formato con entusiasmo, de acuerdo con la web especializada Mundo Sonoro.

La fuente añade que esa misma capacidad de producir álbumes de casi 80 minutos, llevó a muchos artistas y sellos a rellenar los discos, solo por aprovechar el espacio extra, lo que dio al traste en no pocas ocasiones con la calidad artística de los lanzamientos.

IMPACTO INFORMÁTICO

Más allá de la música, el CD cambió la manera de almacenar y distribuir la información digital. El formato CD-ROM se popularizó en la década de los 90, y allí se comenzaron a almacenar enciclopedias,
bibliotecas digitales, videojuegos y aplicaciones educativas. ¿Quiénes de los que tengan más de 35 años no recuerdan, por ejemplo, la Encarta de Microsoft? Una de las enciclopedias más completas de su tiempo.

Este avance fue clave para la democratización del acceso a grandes volúmenes de información, especialmente en países en desarrollo, donde un simple ordenador con una unidad óptica podía acceder a datos científicos, literarios o multimedia de todo el mundo, sin necesidad de conexiones costosas. 

La tecnología óptica del CD ofreció ventajas de portabilidad, seguridad y bajo costo, convirtiéndose en una herramienta esencial en bibliotecas, centros educativos y laboratorios científicos. 

DECLIVE Y LEGADO

El uso del CD empezó a declinar a finales del siglo XX con la aparición de nuevas tecnologías como el MP3, las descargas digitales y, posteriormente, el streaming. El acceso masivo y gratuito a la música digital, junto al desarrollo de reproductores como el iPod y tiendas digitales como iTunes, transformaron radicalmente los hábitos de consumo y distribución de la música, lo que afectó a artistas y sellos discográficos.

Con la masificación de este formato, surgió otro problema. Pronto había software dedicado para «quemar» discos en las computadoras personales, lo cual permitió, además, la proliferación de una piratería indetenible. 

La música, los videojuegos, el cine, la industria del software, todos fueron víctimas de esa piratería en modo CD. De alguna manera esta práctica no ha de­saparecido. Aunque hoy todo esté disponible en la nube de internet, son cientos los sitios web que ofrecen software, videojuegos, películas y series para su descarga de manera directa a los discos duros.  

Además, hubo otras cuestiones que gravitaron sobre el CD. A pesar de las promesas de los fabricantes de su alta durabilidad, con el tiempo demostraron ser muy frágiles ante arañazos, la exposición a la luz solar y temperaturas altas. Sencillamente perdían información o eran ilegibles.

No obstante, el legado del CD perdura. Hace 43 años abrió las puertas a la música digital, democratizó el acceso a la información y marcó un antes y un después en la interacción del público con los medios multimedia. Hoy, el CD es visto como un pilar fundamental en la evolución tecnológica de la industria musical y de la informática, con un impacto profundo en la cultura, la economía y la tecnología global.

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