Apple puso en el mercado hace dos semanas sus nuevas gafas de realidad virtual/aumentada, a las que llaman auriculares de «computación espacial», que presuponen una nueva forma de interactuar con la tecnología
Las Apple Vision Pro son el segundo lanzamiento más prometedor desde el iPhone. La afirmación no es mía, sino de Sam Altman, el fundador de OpenAI, la compañía que da vida a ChatGPT, una de las empresas tecnológicas más exitosas del momento.
Apple puso en el mercado hace dos semanas sus nuevas gafas de realidad virtual/aumentada, a las que llaman auriculares de «computación espacial», y a pesar de su astronómico precio de salida, han arrasado en ventas y mostrado nuevos usos para una tecnología que puede ser la próxima gran tendencia de uso si se generaliza.
Es necesario aclarar que en inglés este novedoso equipo se denomina headset, y llevado el término al español, lo mismo se traduce como gafas que como auriculares.
En junio del pasado año, la empresa con sede en Cupertino, Estados Unidos, reveló un nuevo producto llamado Apple Vision Pro. Son unas gafas de realidad mixta que permiten fusionar el contenido digital con el mundo físico, creando experiencias espaciales e inmersivas. A eso le llamaron computación espacial.
La intención de Apple es que el usuario emplee sus aplicaciones favoritas para disfrutar de entretenimiento, capturar video, revivir momentos y conectarse con otras personas. Al mismo tiempo, puede emplear herramientas de trabajo como la suite ofimática.
Las gafas tienen un diseño elegante y compacto, con una pantalla micro-OLED de ultra alta definición, dos chips de Apple de altas prestaciones, audio espacial, y una cámara 3D. Para ellas Apple creó visionOS, un sistema operativo que definen como el primero del mundo en computación espacial, pues permite controlar las gafas con los ojos, las manos y la voz.
Hasta ahora, los intentos de sacar al mercado equipos como este han sido varios, pero todo indica que ninguno ha logrado lo que ya puso Apple en manos de los consumidores.
Apple Vision Pro. Foto: Apple
Las gafas, por ahora solo disponibles en Estados Unidos, tienen tres modelos con diferentes capacidades de almacenamiento: 256 GB, 512 GB y 1 TB. Además, se puede contratar el Apple Care, servicio que ofrece una cobertura de dos años para reparaciones y asistencia técnica. También cuenta con algunos accesorios opcionales, como una batería externa, un estuche rígido, lentes ópticas Zeiss, y un soporte para la batería. Lo de las lentes es importante, pues aquellas personas con dificultad de la visión pueden adquirir las gafas con unos lentes ajustados a su medida.
Existe el Meta Quest 3, el casco de realidad virtual de la compañía madre de Facebook, Instagram y WhatsApp, que cuesta 500 dólares, siete veces menos que unas Vision Pro. Sin embargo, aunque ha tenido un éxito moderado, no se acerca a lo que se ha visto con las gafas de Apple.
Para empezar, los de Cupertino han llevado más de 600 aplicaciones de forma nativa hasta su nuevo equipo. Es posible disfrutar de estas en tres dimensiones, sobreponiéndolas en espacios reales, con distintos niveles de opacidad, gracias a visionOS.
Según Apple, «visionOS cuenta con una nueva interfaz tridimensional que hace que el contenido digital se vea y se sienta presente en el mundo físico de un usuario. Al responder dinámicamente a la luz natural y proyectar sombras, ayuda al usuario a comprender la escala y la distancia. Para permitir la
navegación del usuario y la interacción con el contenido espacial, Apple Vision Pro presenta un sistema de entrada completamente nuevo controlado por los ojos, las manos y la voz de una persona».
Y sabemos que una empresa puede prometer algo y luego ser diferente, pero en el caso de este equipo, los análisis de los youtubers más influyentes, y de usuarios en redes sociales, coinciden todos en que Apple cumplió lo prometido: con las Vision Pro el contenido digital se siente «real» en nuestros entornos.
Esto presupone un cambio en cuanto a la relación que tenemos con la tecnología. Es convertir en realidad las películas de ciencia ficción.
Hasta ahora, la interacción con la tecnología se hace, mayoritariamente, mediante terminales que reciben comandos, clics y órdenes, hasta de voz, para ejecutar tareas. Que un equipo reúna todo eso y además lo proyecte en nuestro entorno de forma «natural», es algo sin precedentes.
Las Vision Pro están creadas para ser empleadas, mayoritariamente, en espacios cerrados. Una oficina, un cuarto de la casa, la sala, es decir, entre
cuatro paredes. Sin embargo, no son pocos los usuarios que se engancharon sus gafas y salieron a caminar con ellas.
Lo primero que se observó es que el equipo pierde la capacidad de rastreo del movimiento de las manos —que se emplean para mover las aplicaciones e interactuar con ellas—, cuando está en un vehículo.
Sin embargo, es capaz de reproducir contenido multimedia, tal y como atestiguan numerosos videos. Asimismo, es posible proyectar en el entorno real las aplicaciones, si se está quieto, y con ello trabajar o interactuar como si estuviéramos en casa.
Por ahora es una rareza ver a los usuarios de las Vision Pro con estos cascos fuera de sus casas. Pero así mismo fue observar a los primeros usuarios de los teléfonos celulares hace varias décadas, y ya ello forma parte de la vida moderna.
El uso de las gafas de realidad mixta en entornos naturales puede ser la próxima normalidad tecnológica. Foto: EFE
Entre los peligros de uso que se han visto, y que de seguro no agradan a Apple, es la temeraria práctica de conducir con estas gafas. Si se ha comprobado que el uso del celular mientras se conduce baja la atención del chofer, imagine con un equipo de estos que permite, por ejemplo, reproducir multimedia de YouTube ante nuestros ojos. De seguro las regulaciones tendrán que ajustarse ahora a los equipos de computación espacial.
Lo cierto es que, tal y como sucedió con el iPhone en 2007, Apple parece haber dado el pistoletazo de salida a la era de la computación espacial. Por ahora las Vision Pro son el primer paso, muy limitado, en tanto dependen de una batería de corta duración —unas tres horas si el uso es intenso—, su forma resulta muy grande y pesada para la cabeza, especialmente porque están hechas de cristal y otros metales, pero la integración de software con el mundo real es un concepto que, de seguro, muchas otras empresas comenzarán a desarrollar de forma acelerada.
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