La masificación de la red de redes ha sido uno de los mayores adelantos técnicos de la humanidad, aunque en ocasiones surjan tendencias nocivas con trágicas consecuencias
Lo que podría haber sido un tranquilo y feliz fin de año para la familia Finch, se convirtió en un calvario. Andrew, de 28 años de edad, estaba junto a sus seres queridos en su casa de Wichita, Kansas, en el centro de Estados Unidos, cuando sintió un ruido afuera y fue a investigar. Al abrir la puerta principal, un policía le ordenó que pusiera las manos en alto. Segundos después se oyó un disparo y el joven cayó muerto.
El hecho sucedió el pasado 28 de diciembre. Fue el trágico desenlace de una «broma» de internet conocida como swatting, en alusión al equipo SWAT, siglas en inglés de Special Weapons and Tactics, la fuerza especial de la policía estadounidense que acude a solventar situaciones extremas.
Según The New York Times, un rival de Finch en internet habría gastado la «broma», y llamó a la policía alegando que en casa del joven se había producido un altercado, alguien había resultado muerto de un tiro, tenían a varias personas como rehenes y el supuesto perpetrador amenazaba con incendiar el inmueble.
«Si la falsa llamada no se hubiera realizado, nada de esto habría sucedido», declaró Troy Linvingston, del Departamento de Policía de Wichita, en una conferencia de prensa al día siguiente.
Como resultado del hecho fue detenido Tyler Barris, de 25 años, identificado como el autor de la fatal broma, y acusado de homicidio involuntario, informó la revista digital Vox.
Empero, una polémica queda de fondo: mientras la policía se lava las manos al afirmar que la culpa del hecho la tuvo el bromista, la madre del fallecido afirma que su hijo fue asesinado en su propia casa.
No caben dudas de que la masificación de internet es uno de los mayores logros de la humanidad. La red de redes pone a nuestra disposición recursos casi infinitos que contribuyen con el desarrollo en todos los niveles.
Sin embargo, hay fenómenos como los retos y bromas que se «viralizan» para mal, y dejan lecciones que se deben tomar en cuenta.
Ese es el caso del swatting, que data al menos de 2013 y está ahora en la mira de todos tras el fatal desenlace del caso de Andrew Finch. Pensada como una broma para asustar, esta tendencia de internet se ha puesto de moda entre los gamers —personas cuyo afición son los videojuegos—, especialmente cuando tienen alguna rivalidad entre ellos.
Y aunque no todas las «bromas» tienen las fatales consecuencias del caso Finch, también pueden resultar peligrosas.
The New York Times reporta que en 2015 oficiales de la policía de Maryland dispararon a un hombre con balas de goma, dejándole algunos huesos rotos y daños pulmonares.
El mismo año, en Oklahoma, un hombre disparó e hirió a un oficial de la policía que acudió a una falsa llamada de emergencia, pues creía que era un ladrón en su propiedad.
El punto del swatting es que la broma es generalmente gastada a jugadores que transmiten en línea sus peripecias, con el objetivo de que al llegar la policía a sus hogares los espectadores «disfruten» de la redada en vivo.
Ese fue el caso de Joshua Peters. Mientras jugaba RuneScape en vivo, fue víctima del swatting. En medio de su transmisión en línea el joven se lanzó de cabeza al piso de su casa, pues la policía irrumpió y amenazó a toda su familia a punta de pistola.
Aclarado el incidente, Peters culpó a la audiencia de este caso, e inmediatamente decenas de personas, amparadas en el anonimato que confieren las redes, dijeron haber sido ellos los responsables de la llegada del equipo SWAT. Todavía hoy, narra The New York Times, Peters no tiene idea de quién puede haber hecho la falsa llamada a los agentes del orden.
Podría parecer una locura, pero otro reto que se ha puesto de moda y, de paso, tiene como locos a los responsables de Facebook y YouTube, es el de comer detergente.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría ingerir este producto de limpieza, y eso es algo que se enseña desde edades tempranas, cuando no se distingue el entorno que nos rodea en toda su complejidad.
Pero resulta que el mundo parece estar lleno de locos que olvidan las peligrosas consecuencias de seguir cada moda, especialmente las impuestas a través de internet.
El «juego» consiste en introducirse pastillas de detergente en la boca y evitar que estas hagan espuma. Sus creadores le han llamado Tide Pod Challenge, en alusión a la famosa marca de detergente que en una de sus presentaciones trae el producto como si fueran pequeñas pastillas de jabón.
La búsqueda en Google del término Tide Pod Challenge arroja más de 400 000 resultados, aunque hoy ya evita mostrar directamente los videos de YouTube, compañía que inició una cruzada contra esta nociva tendencia que ha enviado a no pocos a las salas de urgencias por todo el mundo.
La Asociación Estadounidense de Centros de Control de Envenenamientos brindó al respecto un dato: en 2016 se registró la exposición de más de 10 500 personas a este producto tóxico.
Parece que no solo hay que andar a ojo vivo con los niños pequeños por su tendencia a comer cuanta cosa se encuentran por casa, sino que ahora los adultos podrían convertirse en un problema de salud ante tales dislates.
YouTube y Facebook, indica CNN, se han comprometido a eliminar este contenido. La red social de Mark Zuckerberg borra los materiales subidos a Facebook y a Instagram, reporta Computer Hoy.
Por su parte, Google comunicará públicamente el nombre de quienes publiquen vídeos de personas participando en este juego viral, por «estar infringiendo las reglas de la comunidad de YouTube al fomentar actividades peligrosas con un riesgo de daño físico», según un comunicado de la compañía compartido por Engadget.
Tanto el swatting como el Tide Pod Challenge son tendencias negativas de internet. En el caso de la segunda, se puede evitar con una pizca de sentido común, aunque sería beneficioso que los mayores conversaran al respecto con los más jóvenes de casa, para que entiendan cabalmente las funestas consecuencias de esta práctica.
El swatting, por su parte, puede ser evitado a partir de la toma de medidas de seguridad. Resulta que hoy es común compartir en cuanta aplicación de internet haya disponible, datos de la ubicación de los usuarios. Ello brinda pistas a posibles «bromistas» para desencadenar situaciones como las descritas.
Asimismo, quienes se dedican a transmitir en línea, aseguran sitios especializados, deberían ser más concienzudos de lo que muestran en cámara, pues sin querer revelan datos de su intimidad que luego podrían ser usados en su contra y, sin siquiera sospecharlo, terminar como Andrew Finch.