¿Cómo se ha logrado que actores y actrices fallecidos retornen al cine? ¿Qué tan real es el físico de los artistas que hoy llenan las pantallas globales?
Si escucha el término Photoshop, seguro pensará en «retoque fotográfico». Así se ha ganado un puesto en la cultura moderna este software de Adobe, capaz de la total manipulación digital de las imágenes, que se ha convertido en la panacea de la industria mediática especializada en la producción de revistas.
Photoshop cambió para siempre el mundo de la fotografía, y hoy está al alcance de todos, expertos o no. Imágenes que dejan sin aliento son creadas diariamente en todo el mundo, pululan por toda la web, llenan álbumes de quinceañeras y se incrustan en la portada de cualquier revista (y en cada página también).
La posibilidad de la manipulación digital de la imagen ha calado hondo en el mundo del entretenimiento, el cual ha dado también un salto gigantesco y ya es capaz no solo de retocar fotos, sino de alterar completamente un video.
La belleza de actrices y actores es una baza para la industria audiovisual del entretenimiento. Los rostros y cuerpos «perfectos» se han convertido en ingredientes para que un producto venda, y en este sentido el maquillaje ha resultado un componente clave en la imagen que proyectan los artistas.
Sin embargo, el maquillaje pierde protagonismo en esta era, por la posibilidad de manipular el video como nunca antes. Los efectos especiales actuales son, en su mayoría, generados por ordenadores, y los estudios que a ello se dedican cada vez ganan más relevancia. Sin estos no habríamos tenido, por ejemplo, la épica escena de batalla en El señor de los anillos: El retorno del Rey.
Hoy el VFX (siglas en inglés usadas para los efectos especiales en video) es capaz de rejuvenecer a las personas en pantalla, corregir sus defectos… o traerlos de vuelta a la vida.
Un ejemplo de la tecnología en función del cine es palpable en Furious 7. Paul Walker, protagonista de la saga Rápido y furioso, falleció por un accidente de tránsito cuando no había concluido el rodaje de la séptima entrega. Sin embargo, Walker fue recreado digitalmente y «completó» el filme.
Para ello su hermano Cody Walker actuó las escenas que restaban. Luego, la posproducción se encargó de «convertirlo» en Paul.
Según recuerda BBC, esta tecnología se utiliza desde hace más de dos décadas. En 1994 se usó para devolver a la vida en El cuervo a Brandon Lee, hijo de la estrella de las artes marciales Bruce Lee, quien falleció en medio del rodaje. También se utilizó en 2000 para completar las escenas que el actor Oliver Reed no pudo terminar, al morir mientras filmaba El gladiador.
La técnica de «resucitación» digital fue aplicada in extenso en la más reciente película del universo Star Wars. En Rogue One: Una historia de la guerra de las galaxias, Disney empleó a dos actores para encarnar a una rejuvenecida princesa Leia Organa, rol de la recientemente fallecida Carrie Fisher, y a Wilhuff Tarkin, el gobernador galáctico que fuera interpretado en el episodio cuarto por Peter Cushing, quien muriera en 1994.
Leia y Tarkin fueron encarnados en esta ocasión por Ingvild Deila y Guy Henry, respectivamente, aunque los espectadores no los vieran ni un segundo en pantalla. Para ello se tomaron las imágenes de los actores originales (Fisher y Cushing), a partir de los fotogramas de la película de 1977, y lograron traerlos de vuelta, 40 años después, tal y como se veían por ese entonces.
Varios casos ilustran el poder de las nuevas tecnologías para manipular hoy el video hasta puntos insospechados.
El primero es de 2008, cuando Brad Pitt, protagonista de El curioso caso de Benjamin Button, sufrió cambios de edad a medida que la película avanzaba. Los efectos especiales fueron tan sorprendentes que sus responsables ganaron un premio Oscar.
En 2016, en Capitán América: Guerra civil, Robert Downey Jr., encargado de interpretar a Iron Man, apareció durante una escena con unos 30 años menos, como si fuera un adolescente.
La súbita juventud de Downey Jr. fue lograda por Lola VFX, la misma compañía que trabajó en El curioso caso de Benjamin Button, y que también le quitó algunos años a Michael Douglas en Ant Man (2015), tantos, que tenía el aspecto de cuando filmó Instinto básico, en 1992.
Otro tanto sucedió con el más reciente avance de la saga Piratas del Caribe (La venganza de Salazar), que muestra a Johnny Depp como si estuviera en sus años mozos.
Trent Claus, supervisor de efectos especiales en Lola VFX, explicó a The Hollywood Reporter que estos procesos de rejuvenecimiento funcionan de forma similar al Photoshop, pero en vez de retocarse una imagen, se deben trabajar los 24 fotogramas por segundo del metraje.
En esa recomposición se toman en cuenta factores del envejecimiento como la piel, que cae en ciertas áreas y hay que volver a «levantarla», indicó Claus. El experto detalló que aplican una «reducción de la aparición de pequeños vasos sanguíneos bajo la superficie de algunas partes de la cara, o el incremento de la forma en la que la luz se refleja en el brillo de la piel, así como un mayor flujo sanguíneo en las mejillas para darles el “resplandor” de la juventud».
Este tipo de técnicas no solo se usa en películas donde los personajes deben aparecer más jóvenes porque así lo dicte el guion.
Algunas producciones aprovechan los efectos visuales para embellecer a sus estrellas, una práctica que Hollywood preferiría mantener en secreto, según confesó Eric Barba, quien trabajó como supervisor de efectos especiales en El curioso caso de Benjamin Button.
«Hay ciertas estrellas de las que no puedes hablar cuando se realiza ese tipo de trabajo. Quizá adelgazándolas un poco o quitando imperfecciones», dijo Barba a The Hollywood Reporter. Dicho silencio se refiere a contratos de no divulgación firmados por los artistas, actitud que muestra el tabú alrededor del tema.
El efecto Photoshop de las revistas parece hacer su entrada masiva en el cine gracias al abaratamiento del proceso, nuevas tecnologías mediante. Empero, tal tendencia podría poner en peligro la percepción que nos hacemos de los actores. Y es que la imagen que se forma alrededor de ellos, si se retoca en todo momento, se alejará cada vez más de su aspecto real, especialmente cuando aparezcan en público.
A todo ello se une otra cuestión: ¿tendrá el usuario medio la posibilidad de acceder a un software capaz de manipular el video semejante a Photoshop?
Cierto es que suites como Pinnacle Studio poseen extensiones dedicadas al tratamiento de la imagen en movimiento, pero se requieren altos conocimientos técnicos para lograrlo.
Un software de uso masivo que permita manipular videos a nuestro antojo sería genial y, a la vez, peligroso, si se usa por personas inescrupulosas. Ese día, y aquel en el que los artistas sean embellecidos en plena transmisión en vivo, todavía no ha llegado. ¿Faltará mucho?