La dirigente aseguró que este es también el modesto aporte de Cuba a la batalla que libra el mundo contra el cambio climático y la contaminación ambiental, tanto por la reducción de los desechos de la quema de combustibles fósiles, como por eliminar equipos nocivos que contienen gases contaminantes.
En el espacio televisivo se analizó la marcha de la Revolución Energética con la presencia de ministros y funcionarios, encabezados por Carlos Lage Dávila, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. La titular de la Industria Básica enfatizó que ya se evidencian resultados concretos, como haber eliminado el queroseno como medio de cocción en 2,5 millones de núcleos familiares, en un proceso que está garantizado para el futuro.
No estamos satisfechos todavía. Hay insuficiencias y tareas que no hemos enfrentado correctamente, reconoció, pero son realidades que nos ocupan y preocupan. «La Revolución Energética está en plena marcha. Ningún programa se ha concluido. Nos queda mucho por hacer. Los retos son grandes. Pero tenemos la seguridad que daremos respuesta a cada una de las tareas que nos entregó el Comandante en Jefe, precursor de este programa, y quien lo sigue constantemente», concluyó.
Historia de la luzHace apenas cuatro años el sistema eléctrico cubano se caracterizaba por tener once grandes plantas productoras de electricidad, cuya explotación en muchos casos rebasaba los 20 años, y con un alto grado de ineficiencia y problemas para su mantenimiento, debido a que muchas eran de tecnología proveniente del extinto campo socialista.
La situación, explicada por Vicente de la O, director general de la Unión Eléctrica, se ensombreció más con las afectaciones por eventos climatológicos como los ciclones y penetraciones del mar, y por el impacto del aumento del precio del petróleo. Ante esas realidades ineludibles, y a raíz de las Mesas Redondas encabezadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro, se adoptó un amplio plan de acciones concebidas como una verdadera Revolución Energética.
El director general de la Unión Eléctrica explicó que una de las primeras acciones fue la instalación de los grupos electrógenos de emergencia en lugares vitales para el país. En ese sentido se pusieron 6 481 grupos electrógenos, que hoy respaldan 4 778 centros vitales, los cuales además cumplen la función de ser reguladores de la carga, pues están controlados de manera central desde el Sistema Eléctrico Nacional y se activan en caso necesario.
Igualmente se instalaron 947 motores en diversos emplazamientos, con una potencia de 1 320 megawatts, en un plan intensivo sin igual en ninguna parte del mundo en tan poco tiempo. Esta solución rápida permitió que, para el 1ro. de mayo de 2006, en el país ya hubiera instalada una capacidad de generación conjunta de un millón de megawatts.
No obstante, las inversiones no se han detenido desde esa fecha, tanto para garantizar la disponibilidad de estas técnicas, superior al 93 por ciento, como para contar hoy con 148 subestaciones totalmente en marcha, en 116 municipios del país.
Este plan pretende que a largo plazo todas las provincias puedan cubrir su propia demanda, e incluye además de los grupos generadores y los motores de fuel, a las termoeléctricas tradicionales, las que producen electricidad a partir de gas, u otras alternativas ecológicas como los campos eólicos o las hidroeléctricas.
De la calidad y rigor de estas inversiones hablan el que cada una se haya hecho adquiriendo los equipos a las mejores firmas del mundo, así como el esfuerzo en garantizar las piezas de repuesto, el mantenimiento y su ejecución correcta y en tiempo, la exigencia, el control y la capacitación del personal.
Según explicó Vicente de la O, esta generación distribuida tiene varias ventajas: su rápido montaje; inversiones menos costosas; la cantidad menor de combustible que consume; la disminución de las pérdidas de transmisión; la caída del insumo eléctrico y su posible movilidad hacia lugares con más necesidad.
Aunque desde mayo de 2006 no ha existido déficit en la generación, el país ha seguido invirtiendo. Se contrataron 696 motores de fuel, que generan más de 1 724 megawatts, son mucho más robustos, emplean un combustible cuyo costo es más barato, tienen un promedio de vida útil de hasta 25 años y pueden mantener durante muchos años el ritmo de trabajo de 24 horas ininterrumpidamente. Además, se sigue invirtiendo en el uso del gas acompañante de los pozos de petróleo.
Todo esto ha costado más de 254 millones de dólares solo en las tecnologías, sin contar las realizadas en el almacenamiento de combustible, transportación por carretera y ferrocarril, en la capacitación, en herramientas o en el sistema de control del despacho eléctrico, el cual se rediseñó por completo.
El camino para recuperar lo gastado es el ahorro, el cual ya está dando resultados. Se han eliminado los apagones y el país está hoy en posición de generar 4 700 megawatts —el 60 por ciento de ellos de forma eficiente—, e incluso puede afrontar ciclones, roturas o paralizaciones de grandes termoeléctricas, sin que el servicio eléctrico se paralice.
No basta con generar másNada se hubiera hecho si la electricidad generada se hubiera perdido en gran escala, como sucedía antes del comienzo de la Revolución Energética. De ahí la importancia de las explicaciones ofrecidas por Antonio Pías Gómez, director de la Unión Eléctrica, quien aseguró que la rehabilitación de las redes abarca desde las subestaciones hasta el cable que baja al poste de cada casa.
Braekers y cataos se han instalado ya más de 2 900 000 y restan unos 250 000 más, fundamentalmente en la capital del país. Se han cambiado más de un millón de acometidas —el cable que viene del poste a la vivienda—, y quedan 1 252 000 más. Se cambiaron 19 000 conductores secundarios, y restan unos 36 000.
Estos recursos, muchos de los cuales inicialmente se contrataron en el exterior, actualmente se hacen en el país gracias a la ampliación y modernización de la fábrica de cables, la de transformadores eléctricos y otras industrias dedicadas a la producción de crucetas de hierro o postes eléctricos.
En Cuba hay aproximadamente 1 180 000 postes, 30 por ciento de los cuales son de madera. Se han cambiado 116 565 postes y quedan 120 000 más. También se han instalado 26 600 transformadores, y quedan 16 260 por sustituir. Solo en el 2007 se han producido en nuestro país 590 000 piezas destinadas a la red de distribución eléctrica.
Cifras millonarias, sin dudas, pero que poco a poco empiezan a amortizarse con el decrecimiento de la pérdida de energía, y en especial con la disminución de las interrupciones o la posibilidad de llegar con un mejor servicio a zonas hasta ahora con problemas.
Nada es color de rosa. Todavía existen dificultades en zonas con bajo voltaje, que se irán eliminando poco a poco. Otro tanto sucede en los daños a los equipos de la población por responsabilidad de la organización eléctrica. Al cierre de este año se le ha dado solución al 75 por ciento de los casos, y se espera que en la misma medida que la rehabilitación avance disminuya este problema.
Trabajar con las redes ha requerido adquirir transporte especializado, como unas 400 camionetas, carros cestas, barrenadotas, etc., todo lo cual ha contribuido también al ahorro de combustible. Ya se piensa no solo en el alumbrado de las casas, sino también en mejorar el público, partiendo de las avenidas para al fin llevar la luz a los postes del barrio.
Frío nuevo en casaSin duda alguna uno de los aspectos de la Revolución Energética que más de cerca ha llegado al cubano es la sustitución de equipos gastadores por otros nuevos que consumen mucha menos energía, tarea explicada por Enrique Gómez Cabezas, miembro del Buró Nacional de la UJC y Coordinador del Programa de los Trabajadores Sociales.
La misión comenzó con 10 000 trabajadores sociales en las gasolineras, en octubre de 2005, quienes lograron multiplicar más de dos veces su venta, y su participación en el cambio de 9,4 millones de bombillos incandescentes, equivalentes a 250 megawatts, o sea, casi una pequeña termoeléctrica.
En menos de dos años se han entregado a las familias cubanas más de 22 millones de equipos con la participación de 35 000 trabajadores sociales. Ellos han entregado 2,2 millones de refrigeradores, el 83 por ciento del plan. De estar funcionando los antiguos demandarían diariamente 1 500 toneladas de combustible a un costo de 600 000 dólares, pues los equipos actuales consumen entre un 50 y un 75 por ciento de energía.
A los museos han ido también 177 000 aires acondicionados, 73 000 televisores, así como bombas de agua, que junto a los otros hubieran significado en total un consumo diario de unas 2 500 toneladas de petróleo, o sea, un millón de dólares al día.
Este proceso paulatino de sustitución no se detendrá ni ha concluido, pero tampoco ha estado exento de dificultades, como reconoció Enrique, quien enfatizó en que si bien han ocurrido algunas indisciplinas, muchos problemas recibieron solución sobre la marcha, como la entrega de los módulos de cocción a núcleos divididos, o la sustitución de las primeras hornillas, que no eran las más adecuadas.
Reparación en 24 horasLos 22,5 millones de equipos entregados hasta el momento son potencialmente la misma cantidad de roturas, como reflexionara la viceministra de Comercio Interior, María del Carmen Martínez Vázquez, quien explicó sobre el trabajo realizado para garantizar la reparación de esos medios, a lo cual se han destinado 4,9 millones de dólares para habilitar 600 talleres distribuidos por todos los municipios.
El objetivo principal es que se reparen en el día, ya que de otra forma no aportarían ahorro. E incluso se ha previsto y así está dispuesto que en aquellas roturas complejas, que pueden durar más, se le debe entregar un equipo a la persona en préstamo, y en el caso de los que no tienen arreglo se deben cambiar, pues están en garantía.
Ya han ido a los talleres 4,5 millones de equipos, con un 97 por ciento de reparaciones. Sin embargo, un por ciento importante ha sido por la forma de manipulación y uso, de ahí que se haya decidido organizar en el 2008 una política de mantenimiento, con mecánicos integrales de la comunidad, para lograr que se rompan menos.
Igualmente, explicó Ricardo González Dumm, director de Ahorro de Energía de la Unión Eléctrica, se trabaja para desarrollar una cultura del uso racional de la electricidad, con medidas como el cambio de la tarifa eléctrica, así como se dejaron solo 770 servicentros, a la vez que se instrumentó el uso de las tarjetas magnéticas, aplicadas hoy en la distribución del 98 por ciento de la gasolina y el 85 por ciento del diesel.
La instalación de hornos eléctricos en 962 panaderías, el reforzamiento del control y la planificación del uso del combustible en los organismos para eliminar el despilfarro y el robo, así como la exigencia de seguir un riguroso plan de consumo eléctrico con los consumidores del sector estatal, o la necesaria educación en el ahorro de las nuevas generaciones, forman parte del paquete de medidas que continúan desarrollándose en medio de la Revolución Energética, de la cual, no hay dudas, depende mucho el destino de Cuba.