El hijo se inscribe dentro de las series de tipo western, y a pesar de varios estereotipos, en ella nada sobra a nivel dramatúrgico
Veía El hijo (The Son) por nuestros canales, y no podía evitar pensar cuántas vidas inocentes han quedado truncadas por culpa de confrontaciones militares en las cuales el petróleo ha estado en el centro de las disputas: la primera Guerra del Golfo en 1991 o, por poner otro ejemplo, la invasión a Irak en 2003 «justificada» en la supuesta existencia de armas de destrucción masiva, aunque siempre se supo que la verdadera causa estaba en las enormes reservas que posee dicha nación de ese recurso natural tan demandado mas no renovable...
Pero no son ningunas de estas guerras en el Medio Oriente de donde parten los guionistas para crear el conflicto dramático que tomó de base esta serie producida por AMC para hilvanar su historia, aunque igual el petróleo juegue en la ficción de 2017 un papel preponderante. Las acciones aquí se desarrollan en la entonces llamada República Independiente de Texas, un año después de concluida la Intervención estadounidense en México (1846-1848), con el fin de satisfacer sus ansias expansionistas y de paso adquirir los grandes yacimientos de oro que se habían descubierto en los territorios de Alta California y Nuevo México.
Así, en 1849 arranca el relato en el cual se inspiró El hijo: una adaptación del best seller homónimo con el cual su autor, Philipp Meyer (también coguionista), logró ubicarse entre los finalistas del Premio Pulitzer en 2014. Tras ser testigo del asesinato de su madre y hermana, Eli McCullough, siendo un adolescente, es raptado por los comanches, una tribu amerindia de guerreros y conquistadores que, según numerosas investigaciones, tenían a la guerra como forma importante de vida.
En lo adelante, este dramatizado llevará paralelamente dos líneas de tiempo: esta en la que el muchacho que naciera justo el día de la fundación de la República Independiente de Texas rápidamente se olvida de la atrocidad que le hicieron a los suyos para convertirse en un «verdadero» comanche (algo que uno no se llega a tragar ni un segundo, por la desteñida actuación de Jacob Lofland); y otra que inicia en 1915, cuando Pierce Brosnan se viste del hombre que a esas alturas ya se ha transformado en el temible patriarca de una familia de ganaderos, que levantó un imperio a base de sangre, y que la pegajosa fiebre del petróleo lo enferma de avaricia.
Quien siguió El hijo por Multivisión de seguro sabe que en el interés de sus creadores no estaba acercarse de manera creativa a esta parte de la historia de Estados Unidos, sino que solo la tomó de telón de fondo para en 20 capítulos divididos en dos temporadas contarnos lo que ya hemos visto con muchísima más gracia en decenas de películas.
Todo lo relacionado con la cultura comanche es puro estereotipo. Y, por supuesto, el chico blanco que es constantemente maltratado, no demorará en demostrar su superioridad. El jefe de los nativos (asombra cómo domina idiomas), Toshaway (Zahn McClarnon), no tardará en tomarlo como su hijo; la muchacha que más lo tortura será quien casi lo viole para enseñarle qué es el sexo y el amor, y a la vez quedará embarazada (no sin antes ser deseada por otro con «rasgos de líder» que se le enfrentará), pero el bebé nunca nacerá porque otros salvajes, los apaches, la matarán. Y ni siquiera en ese momento trágico, Eli, quien ya no será tan adolescente, nos dejará entrever al adulto que se convierte en una persona tremendamente cruel y despiadada.
¿Qué le habrá pasado a Eli? ¡Vaya usted a saber! En todo caso, la culpa de que no entendamos mucho ese cambio de personalidad no creo que la tenga el pobre Jacob Lofland, quien no consigue ni un solo instante espantar de nosotros esa imagen de flacucho disfrazado de ¿comanche? para alguna fiesta escolar. En todo caso el problema está en el guion de Meyer, Lee Shipman, Brian McGreevy y Kevin Murphy para el cual no era tan importante enseñarnos de dónde venía ese cambio drástico de carácter.
Al parecer tampoco le interesaba ser muy original en enfrentar a muerte a dos familias: la de Eli y la de Pedro García (Carlos Bardem), en representación de los ricos terratenientes mexicanos que también hay que despojar de esas tierras (más si en sus profundidades estaba el mayor tesoro), al igual que aquellos que la habitaron desde tiempos ancestrales. Y como es de esperar, entre dos de sus hijos: Pete (Henry Garrett) y María (Paola Nuñez), surgirá un amor a lo Romeo y Julieta.
El retorno de Pierce Brosnan a la pantalla doméstica, después de 30 años de ausencia, fue el elemento que más se explotó a la hora de vender este drama. Pero para ser sinceros, el famoso irlandés pudo perfectamente haberse quedado interpretando los papeles menores a los que ya nos tiene acostumbrados. En El hijo sigue siendo el mismo Agente 007, pero vestido de cowboy. Incluso luce como aquel, porque las cerca de ocho décadas que debió tener para 1915, no se notan por ninguna parte.
En este rubro de las actuaciones son justo Garrett y la Nuñez los más convincentes. También salen airosas las dos actrices que interpretan a la hija de Pete, Jeanne Anne McCullough: Sidney Lucas, cuando era una bella joven, y Lois Smith, quien todavía vive en 1988 y le corresponde develar la manera en que en verdad murió su abuelo —sus descendientes debieron haber visto la película Leyenda de pasión (Legends of the Fall, 1994) y quedar encantados con Brad Pitt para idear aquel cuento para que «viviera eternamente el héroe», de final sangriento bajo las garras de un oso).
Nada sorprende en El hijo, donde sus showrunners decidieron que se hablara en tres idiomas: inglés, y se supone que también español y comanche, para dotar de «realismo» algunas escenas, pero lo cierto es que no llega a ninguna parte esta propuesta de AMC, algo más entretenida en su segunda temporada, pero poco elegible para quien anda buscando una serie más fresca u original. Para eso, mejor intentar caerle atrás a otras producciones de dicha cadena que no lo dejarán indiferente, como Breaking Bad, Mad Men o The Walking Dead. Como mínimo encontrará personajes que no olvidará. Los de El hijo carecen de propósito o personalidad.
Fotograma de Westworld.
El hijo se inscribe dentro de las series de tipo western, que en la actualidad tal vez haya tenido su más exitoso exponente en Westworld, una producción de HBO, que algunos no están muy convencido de si deben ubicar o no dentro de ese género. Lo que sí está claro es que aquí se dan de la mano la ciencia ficción y el suspenso para esta historia que se desarrolla en Westworld, un parque temático donde los visitantes pueden «vivir» el Viejo Oeste en un entorno poblado por androides programados para satisfacer todos sus deseos. Se espera que la tercera temporada sea estrenada bien entrado 2020.
Zachary Quinto en NOS4A2.
Con NOS4A2, basada en la exitosa novela homónima de Joe Hill, la cadena AMC espera conquistar al público que guste de las series de terror sobrenatural. Zachary Quinto (American Horror Story, Star Trek, Héroes...) es el protagonista. Aquí se nombra Charlie Manx, un inmortal que se alimenta de las almas de los niños y deposita lo que queda de ellas en un pueblo llamado Christmasland, según la sinopsis. Acompaña a Quinto la actriz Ashleigh Cummings, quien interpreta a Vic McQueen, quien tiene el don de rastrearlo.