Muchas veces nos preguntamos por qué al recibir una noticia o cuando esperamos por algo el estómago nos duele de una manera peculiar. Tampoco sabemos qué provoca ruidos en esa parte del cuerpo cuando sentimos hambre. Podríamos estar cerca de solucionar esos enigmas, pues un nuevo estudio revela las sorprendentes maneras en que nuestro sistema digestivo ejerce control sobre el apetito y el humor.
Auxiliándose con una cámara diminuta escondida dentro de una cápsula, un equipo de médicos filmó cómo se ve el estómago desde el interior. El cirujano Ahmed Ahmed, del Charing Cross Hospital, de Londres e integrante del grupo, afirmó que el estómago también tiene «un cerebro» que está formado por un conjunto de redes neuronales.
«Estas “neuronas” que recubren el sistema digestivo permiten establecer un contacto más cercano y directo con el cerebro, a través del nervio vago, que a menudo regula nuestro estado emocional», señaló el especialista.
«Por ejemplo, cuando nos sentimos nerviosos o con miedo, la sangre es desviada de nuestro estómago hacia los músculos. Esta es la forma de protesta del sistema digestivo».
Añadió el especialista que la comida tarda 20 minutos para ir del estómago al íleon (sección del intestino delgado), causando la liberación de una hormona que le dice al cerebro «estoy lleno».
Por ese motivo es mejor comer despacio; así le damos la oportunidad al tubo digestivo de «avisarle» al cerebro que ya está satisfecho y evitar sentirnos no tan ligeros, afirma el investigador.
«Por ejemplo, si comemos mucho y tenemos ganas de acostarnos en la cama a descansar es porque un tercio de nuestro flujo sanguíneo ha sido desviado al estómago para permitirle hacer su trabajo vital», apuntó.
Por eso, advierte el doctor, después de comer hay que descansar, no hacer movimientos bruscos y esperar que el cuerpo realice su proceso digestivo.