Cada uno de estos repartidores robotizados se desplaza por las aceras sobre cuatro ruedas a una velocidad de cinco kilómetros por hora
Una nueva propuesta tecnológica de la compañía Goggo Network en la ciudad de Madrid consiste en completar el proceso de reparto a domicilio con un equipo de robots autónomos que ya se ocupan de trasladar productos desde las tiendas hasta los hogares de los destinatarios.
Cada uno de estos repartidores robotizados se desplaza por las aceras sobre cuatro ruedas a una velocidad de cinco kilómetros por hora, como cualquier peatón. Además, dispone de un espacio de almacenamiento con capacidad para albergar hasta tres o cuatro bolsas con los pedidos realizados por el cliente.
Para activar un pedido, el usuario puede hacerlo directamente desde la app o a través del portal web de la tienda seleccionada. En cuanto el cliente confirma una compra, el robot lleva a cabo dos recorridos: uno hasta el establecimiento proveedor, donde sus empleados cargan los productos, y otro hasta el domicilio del consumidor para completar la entrega.
Estos robots pueden moverse de forma autónoma o por teledirección, siempre dependiendo de cuáles sean las exigencias, y puede estar en funcionamiento de cinco a 12 horas seguidas. Cuentan con un gran número de cámaras y sensores que les facilitan la tarea de reconocer el espacio en tiempo real y les permiten tener un campo visual de 360 grados para detectar obstáculos.
Mucho se ha hablado de la influencia del canto en el desarrollo social de los recién nacidos. Para tener más certeza, un equipo del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos, investigó a 112 bebés de dos a seis meses de edad.
Quedó constatado que el ritmo del canto de la persona que cuida al bebé hace que su mirada se sincronice o se adapte a las señales sociales del cuidador en escalas de tiempo inferiores a un segundo.
A partir de los dos meses de edad, cuando los bebés se relacionan por primera vez con otras personas de forma interactiva, la probabilidad de que miren a los ojos de quienes les cantan en función del ritmo musical es dos veces mayor de lo que cabría esperar por azar.
El nuevo estudio muestra que la conducta universal de cantar a los bebés proporciona un medio idóneo para apoyar su desarrollo social y su interacción con otras personas.
Fuente: Tomado de www.noticias delaciencia.com