El proceder quirúrgico reconstructivo en mujeres que han sufrido una radical de senos es una práctica que se realiza en Cuba de forma totalmente gratuita
Pronósticos lamentables a nivel mundial arrojan que, de no mediar intervención alguna, 12 millones de personas morirán por causa del cáncer hasta el 2030, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud. En esta larga lista el cáncer de mama es uno de los que más vidas cobra, pero su costo no es solo físico, sino también psicológico, pues la mujer tiene en los senos la identificación externa más importante de su feminidad, y lleva en ellos la promesa de la vida.
En Cuba, donde cada 19 de octubre nos sumamos a la celebración del Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama, esta es la segunda causa de muerte y la primera en años de vida potencialmente perdidos.
Así lo expresaron recientemente autoridades sanitarias cubanas en el XI Congreso Cubano de Cirugía por la Calidad de Vida y Seguridad del Paciente Quirúrgico.
Por ello, y aunque pueden evitarse algunos factores de riesgo de esta enfermedad, se dirigen esfuerzos, tecnologías y recursos a garantizar la calidad de vida de quienes ya padecen este mal.
Un ejemplo claro de esto es la posibilidad de reconstrucción mamaria que se ofrece en nuestro país, en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), y en el hospital Hermanos Ameijeiras de la capital, para las mujeres a quienes se les diagnosticó cáncer de mama y ya fueron sometidas a la cirugía conservadora, conocida también como mastectomía radical modificada (MRM).
El oncólogo Braulio Mestre Fernández, del INOR, expuso a JR que es un logro de la medicina cubana realizar estos dos tipos de intervenciones quirúrgicas que, en oposición a la mastectomía radical que se realizaba antes, permiten conservar los músculos al extraer la porción de la mama afectada.
Ambos procederes, que se realizan luego de someter a la paciente a sesiones de quimioterapia en caso de que sea necesario reducir el tamaño del tumor, precisan estudios como mamografías, radiografías y otros análisis, además del consentimiento de la paciente y la valoración de la posibilidad real, de acuerdo con el lugar donde resida, de recibir radioterapia, explicó Mestre Fernández.
Una vez operada, la mujer víctima del cáncer de mama puede lucir nuevamente su busto, con el empleo de prótesis mamarias de material aloplástico —gel y silicona— que se importan de manera estable, gracias a la aprobación de un proyecto del Ministerio de Salud Pública.
La doctora Lenia Sánchez Wals, especialista de primer grado de Cirugía Plástica y Caumatología y miembro del equipo del Servicio de Cirugía Reconstructiva del Hospital Oncológico de La Habana, explica que la mujer debe someterse a quimioterapia y/o radioterapia en los dos años posteriores a la intervención quirúrgica.
Luego, si se obtienen resultados satisfactorios en los análisis complementarios que se le apliquen, en la mamografía y la radiografía de la mama no afectada y, sobre todo, si mantiene una probada estabilidad emocional, puede optar por una reconstrucción mamaria, si así lo desea.
Este procedimiento, con una duración de un año o más, añade la doctora, puede realizarse por diferentes técnicas, en dependencia de la disponibilidad del tejido resultante y de las características individuales de cada paciente.
«Si la paciente conserva su músculo pectoral y no ha recibido, luego de la MRM, sesiones de radioterapia, se le puede reconstruir la mama mediante el método de la expansión tisular en primer lugar y, luego de este, colocarle la prótesis.
En otros países se emplean expansores permanentes, pero en el nuestro se le coloca uno a la paciente de 300, 400 o 500 cm3 y se le infiltra de 40 a 60 mililitros de solución salina cada semana, a través de una válvula accesoria en la línea axilar, que garantiza la expansión de la piel.
«Al cabo de dos o tres meses se retira el expansor y se coloca una prótesis de manera definitiva. Luego de igual período de tiempo realizamos la reconstrucción del pezón con colgajos locales, empleando anestesia local y después se reconstruye la areola mediante el método quirúrgico con injertos o con la técnica del tatuaje», detalló Sánchez Wals.
—¿Cómo es el procedimiento si la paciente no conserva el músculo pectoral?
—En ese caso, o en el de que sí haya recibido radioterapia, el procedimiento de la reconstrucción es diferente.
«No se emplea la expansión, sino que esta se realiza mediante colgajos miocutáneos, con el empleo de la microcirugía. Unimos las arterias y venas de un lugar con las arterias y venas del otro lugar, es decir, por anastomosis vascular.
«Se demandan requisitos indispensables, como que la mujer no sea fumadora, ni diabética, por ejemplo. Además, el método a emplear para la reconstrucción depende de si ha tenido descendencia o no.
«Una mujer que no ha experimentado el parto o que no presenta piel del abdomen sobrante, amerita una reconstrucción mamaria por el método de los colgajos miocutáneos dorsal ancho, que consiste en desinsertar el músculo dorsal ancho de la espalda, rotarlo hacia delante, alimentándose por una arteria, y luego de garantizarle piel y volumen a la mama ausente, colocar la prótesis.
«Si la mujer ya ha tenido hijos o tiene piel de abdomen sobrante, se puede recurrir al método que denominamos TRAM abdominal, es decir, colgajo miocutáneo transverso del recto del abdomen, a través del cual se reconstruye la mama con tejido propio de esta zona del cuerpo y la elevación del músculo recto del abdomen», pormenorizó la especialista.
Sin embargo, lo más importante es la prevención, advierte el oncólogo Braulio Mestre Fernández. En los últimos tiempos ha crecido el número de pacientes cada vez más jóvenes con este padecimiento, lo que responde a muchos factores de riesgo, modificables y no modificables, que inciden en él.
«La aparición de la primera menstruación con menos de diez años, la menopausia tardía, la condición genética, la no tenencia de hijos o tenerlos después de los 30 años —decisión cada vez más frecuente en la mujer contemporánea— y la propia condición de ser mujer son factores no modificables de alta incidencia, pues aunque los hombres también pueden presentar cáncer de mama, solo un uno por ciento de ellos lo refiere», agrega.
«Lo importante, insiste Mestre Fernández, es acudir al médico ante cualquier síntoma, para la detección temprana de la enfermedad, y realizar el autoexamen de mama con frecuencia.
«El cáncer de mama no puede asumirse como una enfermedad locorregional, sino sistémica y con profundas implicaciones desde el punto de vista físico, sicológico y emocional para la mujer», precisó el especialista.
Todos los procedimientos, en tanto quirúrgicos, implican riesgos, aclaró la doctora Lenia Sánchez Wals, pero el beneficio para la mujer es extraordinario.
«La mama es, por excelencia, el órgano de la sexualidad y la sensualidad de la mujer, símbolo de su feminidad. Con estas intervenciones, altamente costosas en otras naciones y totalmente gratuitas en la nuestra, la elevación de la autoestima y la estabilidad psicológico-emocional de la mujer está perfectamente asegurada. Es, más que una reconstrucción mamaria, el renacer de su espíritu», concluyó.