El Tintero ofrece a sus lectores esta muestra integrada por creaciones de Herbert Toranzo, quien con El aeroplano amarillo obtuvo el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, y otra de la coautoría de Jorge Betancourt y Alexander Aguilar, ganadores del Premio Iberoamericano Cucalambé con el libro Nosotros los cobardes
La décima, desde su llegada de España a nuestra Isla, ha sido siempre una genuina expresión de nuestra lírica. Es por ello que, en esta ocasión, El Tintero quiere ofrecer a sus lectores esta muestra integrada por creaciones de Herbert Toranzo, quien con El aeroplano amarillo obtuvo el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, y otra de la coautoría de Jorge Betancourt y Alexander Aguilar, ganadores también este año del Premio Iberoamericano Cucalambé con el libro Nosotros los cobardes. Esperamos que las disfruten.
Herbert Toranzo
Soy algo que no está en mí
Poco dispuesto a robar
la cabeza de gorgona,
la traigo a Ella en persona;
le doy asunto y lugar.
Vuelvo hacia abajo el pulgar
para que en la mente avance.
No respiro, caigo en trance;
la alteridad vuelve en sí.
Digo: “No estoy. C¨est la vie.
Tome asiento. En paz descanse”
Registro de abonados
“Siga en Línea”. Me molesta
que no fuese de otro modo.
Quiero pensar; eso es todo.
Miro en dirección opuesta;
lleno el margen de la encuesta
(siempre hago la cruz en “no”).
Me interrogan: “¿Quién es Yo?”.
Con gusto respondería.
Busco mi nombre en la guía.
No puedo; se me olvidó.
A Martin Luther King
Lo contrario del miedo (no es valor);
la afasia del espíritu (no es el miedo),
me hacen creer que lucho, que intercedo
por alguien demasiado a mi favor.
“Negro, quizás mañana inquisidor,
brochazo, patrimonio iridiscente”,
refunfuña la sombra del oyente
de mi único sermón. “Soy adivino:
sé cuándo la verdad no está en el vino;
que por cierto ahora es el presente”.
Lo similar al dorso (no es el envés);
lo que redefiniera Schopenhauer
como flores del mal o flower power,
han ido esclareciéndome a través
de una charada, un límite que no es
provisional del todo. Si estoy vivo
se debe a que el pasado es exclusivo,
menos virtual que yo, más inexperto.
Se supone que mi pasado ha muerto.
Soñar no cuesta nada. Lo prohíbo.
Jorge Betancourt y Alexander Aguilar
Glosa x glosa
Con Guillén
Como la espuma sutil
yo vuelvo a morir también
cuando te vas
como quien
pierde otra vez su candil
de nieve
Con un abril
que se desangra en mi pecho
entro a ese silencio estrecho
de olas turbias
de ancha bruma
Vuelvo a ser como la espuma
en que el mar muere deshecho
Del sol herido y quemado
siento su dolor
Perdura
en mi voz una amargura
tan honda que a mi costado
ya no hay luz
Solo han quedado
tu recuerdo una lejana
angustia para el mañana
un miedo a saber que estoy
a otro amor le cedo hoy
tu cuello de porcelana
Ave de pluma fugaz
sobre qué cielo adherida
adonde irás repartida
a qué vuelo juntarás
tus alas
Dónde estarás
cuando al fin sepas que anduve
soñándote y que detuve
mi barca sobre tu puerto
A qué mar de cielo abierto
Estrella celaje nube
Te seguiré si es que puedo
verte volar ave mía
te seguiré por si un día
decides volver
No cedo
a la angustia
a tanto miedo
que boga en la noche inmensa
Te seguiré ya indefensa
lejana en tu adiós de pluma
aunque se quede en la espuma
herida el alma y suspensa