La pandemia sigue haciéndonos estragos, de los que no se escapa la cultura, que se ha visto obligada a posponer eventos esperados con entusiasmo
La COVID-19 no acaba de ceder, y aunque 2021 es un año esperanzador, la pandemia sigue haciéndonos estragos, de los que no se escapa la cultura, que se ha visto obligada a posponer eventos esperados con entusiasmo.
Así, Casa de las Américas informó, en medio de la actual situación epidemiológica que afecta duramente al continente, que se cancelaban las actividades correspondientes a su prestigioso Premio Literario, imposibilitado de efectuarse con las condiciones que exige. Igual decisión tomó el Ministerio de Cultura a propuesta del Instituto Cubano del Libro con la edición 30 de la Feria Internacional del Libro, prevista para este febrero: primero en La Habana para luego, como de costumbre, recorrer el país.
Cierto que lo ideal es que pudiéramos todos correr a abarrotar La Cabaña y los recintos que a lo largo y ancho de Cuba se alistan en época de Feria del Libro, pero esta crisis sanitaria nos exige que seamos responsables y que mientras que no sea imprescindible, permanezcamos en casa por nuestro bien y el de los seres que amamos. Y en esas circunstancias, la lectura sigue siendo una gran aliada, sobre todo por su capacidad de propiciarnos felicidad, de fortalecer nuestro espíritu cuando un libro nos introduce en un mundo de conocimientos, de placer. Entonces por qué no darle a la imaginación la posibilidad de volar libre...
La lectura cómplice es tan milagrosa a la hora de potenciar afectos. El niño que adquiera ese hábito de la mano de sus
padres, de su familia, no lo abandonará jamás. Es para siempre ese vínculo que se genera cuando se le dedica un tiempo juntos a fomentar un hábito que no demora en convertirse en pasión. ¿Que son muy pequeños y aún no han aprendido a leer? Hagámoslo por ellos. ¿Que ya están creciditos y se nos «han ido» de las manos? ¿Y qué nos impide compartir con las personas que queremos, aunque peinen canas, fragmentos que nos han conmovido, que nos han puesto a sonreír, a pensar?
En estos días en que pasarlo más en familia debemos verlo como un regalo, puede resultar perfecto volver a la obra de unos de los escritores esencialesdel siglo XX cubano, Cintio Vitier, en el año del centenario de su nacimiento (25 de septiembre), al autor de Ese sol del mundo moral, Lo cubano en la poesía, Vida y obra del Apóstol José Martí, Experiencia de la poesía...; al poeta, al
ensayista, al maestro, al humanista, al hombre inmenso.
El Centro de Estudios Martianos, que lo tuvo entre sus fundadores, no pierde oportunidad para invitarnos a «releer su obra, hermosa, útil, y ponerla a disposición de nuestros lectores. Hay que ser como él, patriota entero, y hombre honrado, pues el heroísmo en tiempos arduos requiere de la firmeza y la decencia que lo acompañaron toda su vida».
«Paradigma de intelectual y escritor comprometido con la cultura y el destino de la nación cubana», la Uneac ha convocado a sus miembros a la Beca de Creación Cintio Vitier para proyectos de libros, con el objetivo de promover los estudios críticos y la investigación literaria, y «sacudir» emotivamente nuestra memoria.
Que 2021 complete los 70 años de Elegía a Jesús Menéndez y los 90 de Sóngoro cosongo, también constituye un magnífico pretexto para redescubrir a Nicolás Guillén, el Poeta Nacional de Cuba, y que sus textos magníficos y cubanísimos sean la puerta que nos conduzca a un libro, ese que, como dijera Kafka, sea el hacha que rompa el mar helado que pudiera habitar dentro de nosotros.