Cómo funciona el cerebro de un gran futbolista, qué hay detrás de la rivalidad Messi y CR7 y hasta cómo responde tu cuerpo ante un buen partido son preguntas que proponemos explorar
En tu casa, cuando llegas; en el bar de la esquina, donde se reúnen los amigos del barrio; en la paladar que acaban de abrir en la otra cuadra; en el televisor del vecino… Está claro que si lo que uno deseara es escapar de la fiebre del Mundial de Fútbol, tiene una tarea difícil en estos días. Lo mejor es rendirse e ir con la corriente.
Pero como hay que fluir con lo que no superamos y la ciencia bien lo sabe. Más bien vamos a «meterle cabeza» al llamado deporte rey, para enterarnos un poco de qué hace que el cerebro de un futbolista sea tan distinto al de otras personas. Porque sí lo es.
Han sido varias las ocasiones en que un estudio neurológico ha analizado el comportamiento de los cerebros de los jugadores de fútbol. Para 2012, por ejemplo, un monitoreo con gafas de rastreo ocular intentó registrar dónde fija su atención CR7 cuando juega.
Los resultados mostraron que su mirada hacía movimientos precisos desde el balón hasta la cintura del contrincante, adelantándose siempre al movimiento del rival. Sin embargo, en ese entonces los sicólogos deportivos explicaron que las funciones ejecutivas y cognitivas de los futbolistas se automatizan: o sea, que después de años de entrenamiento el jugador sencillamente actúa de un modo tan mecanizado para tomar las decisiones que él mismo no sabría explicar cómo lo hace y con tal rapidez.
En este asunto hay que tener en cuenta las teorías de Benjamín Libet, pionero en estudios sobre la conciencia humana, que revolucionó la neurología conocida en la década de los años setenta del pasado siglo, quien descubrió que nuestro cerebro toma decisiones antes de que seamos conscientes de ellas después de un tiempo entrenados en una actividad.
Es lo que sucede, por ejemplo, cuando se maneja casi automáticamente, y se toman decisiones importantes en medio de la actividad. Y es ese mismo mecanismo el que domina en el comportamiento cerebral de los jugadores profesionales.
Según reveló un estudio de Research Institute for Sport and Exercise Sciences de la Universidad John Moores, de Liverpool, que monitoreó a 83 jugadores de la Liga sueca, los futbolistas superan al ciudadano promedio en cuanto a la anticipación visual, el reconocimiento de patrones, el cálculo de probabilidades en una situación, la creatividad y la toma de decisiones estratégicas.
Pero sobre todo, en la función ejecutiva, esa que controla una buena capacidad mental para solucionar problemas inmediatos de forma creativa y llevar a cabo varias tareas a la vez.
Martín Loeche, neurocientífico del Instituto Carlos III, de Madrid, explicó a la revista digital Quo ese funcionamiento cerebral automático de los futbolistas desde la sicología evolucionista, y los describió como Homo Sapiens muy desarrollados en sus habilidades de caza.
«Un partido de fútbol —comentó— es nuestro equivalente actual a un campo de batalla primigenio o a la cacería en grupo de un antílope de la sabana, por lo que es normal que los jugadores demuestren tener unas capacidades físicas y mentales muy superiores para la actuación rápida y coordinada en un espacio amplio que contiene amigos, enemigos y objetivos que han de alcanzar».
Sin embargo, dentro de las preguntas de la neurología y la sicología sobre la mente de los futbolistas, una rivalidad tan legendaria como la de Messi y Cristiano no quedaría en solo un acercamiento general. ¿O sí?
La institución que tuvo el valor de revisar científicamente la eterna pregunta de quién supera a quién entre estos dos ases del fútbol fue la Universidad de Oxford, con un estudio del año 2015.
La respuesta, como todo lo complejo de la vida, equilibró varias ventajas de ambos jugadores y sus funcionamientos cerebrales y físicos. Esta vez la mirada llegó desde la genética.
Resulta que el gen que determina la referencia de uso de extremidades izquierdas o derechas es determinante entre estos dos jugadores.
En quienes son diestros, el lado izquierdo del cerebro desarrolla más funciones para el discurso y el lenguaje, mientras el otro hemisferio se especializa más en las emociones.
Sin embargo, en el caso de los zurdos estas funciones cerebrales se «intercambian» entre ambos lados del cerebro con más facilidad, gracias al gen LRRTM1.
Es precisamente este gen el que pone de manifiesto el astro argentino, y que, al menos desde la genética, pareciera darle cierta ventaja. La velocidad de Messi a la hora de tomar decisiones, y el tiempo de sus reflejos y reacciones estarían en ventaja con la presencia de este gen.
Pero no se moleste demasiado rápido, usted que es fan de CR7, porque si algo nos ha enseñado la ciencia es que no se puede mirar desde una sola disciplina.
Si es cierto que la genética hace a Messi zurdo, como muchos jugadores sobresalientes en la historia del fútbol, también es cierto que desde otras disciplinas también Cristiano Ronaldo parece tener sus propias ventajas.
El documental Ronaldo: Probado hasta el límite es el resumen de lo que los científicos deportivos analizaron en CR7 utilizando la última tecnología.
Los datos en 2012 mostraron que los ejercicios sostenidos en el tiempo le proporcionaron a CR7 un físico extraordinario: tiene tres por ciento menos de grasa corporal que un supermodelo, y cada muslo tiene una circunferencia de 61,7 centímetros.
En su caso, es la masa muscular muy precisamente proporcionada lo que le permite correr a 25 metros en 3,61 segundos, solo 0,3 segundos más lento que un velocista profesional; y saltar hasta 78 cm cuando cabecea, siete cm por encima del salto de un jugador profesional de la NBA.
Por otro lado, esa misma potencia hace que cuando Ronaldo patea la pelota, esta adquiera más velocidad de la normal. Si se suma eso al talento y años de entrenamiento, ya tenemos la respuesta desde la más elemental fisiología.
Así que una vez más diferentes disciplinas científicas proporcionan datos que tendremos que interpretar de modo inteligente, aunque extrañemos a las dos estrellas que se despidieron del Mundial.
Actividad eléctrica en tu cerebro: La empresa zaragozana BitBrain, dedicada a la neurociencia, llevó a cabo un experimento pionero en España. Durante un pasado Barcelona–Real Madrid, y aprovechando la retransmisión de TV3, monitorearon la actividad eléctrica cerebral de los comentaristas y aficionados del FC Barcelona, Joan Beumala, y del Real Madrid, Siro López.
Los dos periodistas registraron más de 6,5 millones de reacciones en los 90 minutos que duró el partido, y lo que es más importante: tu cuerpo juega cuando vez el partido. Según explica el neurocientífico Daniel Glaster, del King’s College de Londres, para la BBC, la zona principal del cerebro que se estimula cuando estamos viendo deportes es aquella que está relacionada con el movimiento, incluso aunque estemos sentados.
Como explica, cuando vemos a los deportistas en la tele «simulamos sus movimientos como si los ejecutáramos nosotros mismos para poder predecir mejor y, de hecho, ver mejor y anticipar mejor lo que están haciendo».
Aunque Cristiano y Messi ya no están en el Mundial, el más universal de los deportes despierta pasiones únicas por estos días y los fanáticos siguen a sus ídolos jugada a jugada.