Situado a las afueras de Kioto, el bosque de bambú de Arashiyama se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Japón, y no solo por su espectacularidad visual, sino también porque hace más de dos décadas las autoridades niponas lo catalogaron como uno de los cien mejores paisajes sonoros del país, por el crujir de su madera y sus hojas.