La irrupción en el Caribe de un huracán estremecedor, con su inmensa fuerza arrasadora enfilada directo a la Florida, Estados Unidos, en su ruta por los mares al norte de nuestro archipiélago, impidió que el martes 8 de octubre los habaneros marcharan desde la Fragua Martiana hasta la Tribuna Antimperialista, en solidaridad con Palestina, al cumplirse un año de la rebelión armada del pueblo encarcelado en Gaza —el mayor campo de concentración del mundo— contra el régimen del apartheid colonial racista impuesto por el Estado sionista de Israel, a partir de su implantación en 1948, con el decisivo apoyo político y militar de Estados Unidos y del Reino Unido.
La venganza del jefe de Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, ante la bochornosa derrota política, moral y militar, que significó ser sorprendido durmiendo —él y su poderoso aparato de vigilancia y represión—, desató la barbarie de una guerra de exterminio, un brutal genocidio a lo largo de este año. Trescientos sesenta y cinco días que dejan un saldo de 42 000 muertos, en su mayoría civiles, dos terceras partes mujeres y niños, asesinados por bombardeos aéreos, terrestres y desde el mar, así como más de 98 000 heridos, muchos de ellos mutilados, y miles de desaparecidos.
El sorpresivo ataque de varios cientos de combatientes de la Resistencia, bajo el liderazgo de Hamás, a guarniciones del ejército y asentamientos militarizados de colonos judíos, infligió cuantiosas bajas —que el Gobierno cifró sin pruebas— en 1 200 muertos y más de 3 000 heridos, así como unos 250 prisioneros, militares y civiles, llevados al interior de la Franja para ser canjeados por los miles de palestinos encarcelados por Tel Aviv.
Este episodio del enfrentamiento del pueblo palestino a los invasores sionistas desde hace más de 76 años, con su inmenso costo de víctimas, vuelve a darle a octubre una curiosa y marcada relevancia histórica, que acerca al pueblo palestino al cubano, que el pasado 10 de octubre recordó el primer grito de Independencia o Muerte, en una larga guerra anticolonial, que se tornó antimperialista, a partir de la intervención de Estados Unidos en la guerra cubano-española cuando el gobierno colonial de la decadente potencia europea estaba exhausta, para realizar el viejo sueño de apropiarse de la apetecible isla y su valiosa posición estratégica, militar y económica.
El alzamiento de La Demajagua se prolongaría en décadas de luchas y martirio, hasta que Cuba alcanzó su plena independencia a partir del 1ro. de enero de 1959. Y todavía hoy, el imperio se resiste a la derrota, y persiste en reapropiarse de su dominio sobre la isla grande del Caribe, que, en el lejano octubre de 1492, abriera una era colonial en este continente desconocido, desconcertante y apetecible, por su hermosa naturaleza y la seductora belleza de sus pobladores, creadores de una inimaginable cultura que logró sobrevivir a la destrucción colonial.
En Cuba ocurrió el primer acto de rebeldía anticolonial del Nuevo Mundo —el del cacique Hatuey, quemado en la hoguera en Yara, en 1512, por su repudio al régimen esclavizador que supo avizorar— registrado y documentado históricamente en las Crónicas de Indias del Padre Bartolomé de la Casas.
Por eso, no debe resultar extraño o incomprensible los prolongados y dolorosos períodos de luchas y sacrificios que deben recorrer los pueblos que son víctimas de los poderes neocoloniales, como ocurrió en Cuba y sucede ahora en Palestina.
Cuba, donde la pacífica recepción indígena pronto se tornó rebelión anticolonial del indio Hatuey, marca un hilo conductor que nos conecta e identifica hasta hoy con el octubre palestino contra el apartheid neocolonial israelí nutrido por la política imperial de Washington y los imperios derrotados que se le rindieron y pusieron a su sombra.
Y en el inicio del siglo XX la Revolución de Octubre en Rusia inauguró una nueva era histórica, en la que se inscriben acciones como la del 7 de octubre del Movimiento de Resistencia Palestina que, tras un año de combates, ha desatado y revelado al mundo el alcance del odio neocolonial de Israel y Estados Unidos, en su afán de conquista, con la expansión de la guerra a Líbano, Siria, Yemen e Irán, la mayor potencia de la rebelión anticolonial en Oriente Medio, al precio, incluso, de una guerra nuclear.
Cuba, que ya vivió en 1962 al borde de una confrontación nuclear, volvió este lunes 14 de octubre a manifestar su apoyo al pueblo palestino. Multitudinario fue el misil solidario que hizo un llamado urgente al cese del genocidio israelí con la complicidad de Washington, un mensaje que se escuchó en la puerta de la misión diplomática estadounidense en La Habana, en otro octubre internacionalista.