Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La masacre de la Universidad de Kent

Autor:

Lázaro Fariñas

Existen hechos que, en su momento, fueron noticia de primera plana, y que con el decursar del tiempo caen en absoluto olvido. Por supuesto, las generaciones de entonces tienen muchas más posibilidades de recordarlos que quienes nacieron después.

Los que vivieron en la época del suceso quizá no se enteraron mientras ocurría, pero lo más probable es que en el transcurso de sus vidas hayan oído alguna mención de lo sucedido.

Por supuesto, debería ser muy difícil que los grandes acontecimientos de la historia no sean ampliamente conocidos. Las bombas atómicas que cayeron sobre dos ciudades japonesas al final de la Segunda Guerra Mundial es un hecho que la inmensidad de personas cultas debe conocer, o los ataques terroristas del 2001 en Estados Unidos, cuando varios aviones fueron secuestrados por grupos de hombres pertenecientes a la organización terrorista de Osama bin Laden, así como la voladura del acorazado Maine en la Bahía de La Habana.

Sin embargo, estos y muchos más son incidentes que gran parte de la humanidad actual desconoce, y que otros recuerdan vagamente.

El desplome de la URSS, el asalto al Palacio de La Moneda en Santiago de Chile, el asesinato del presidente John F. Kennedy, fueron acontecimientos muy relevantes que ocuparon toda la atención, por lo menos la del mundo occidental, y luego, poco a poco, se han olvidado.

Saco esto a colación porque hay eventos ocurridos en Estados Unidos que muy pocos conocen y la mayor parte de los que los vivieron los ha olvidado. Por ejemplo, algo que leí recientemente me trajo a la memoria un hecho que ocurrió en la Universidad de Kent en el estado norteamericano de Ohio.

Corría el año 1968 y Richard Nixon ganaba la presidencia de Estados Unidos, mayormente por su promesa de terminar la guerra de Vietnam, cosa que ocurrió varios años más adelante. En vez de acabar con la pugna en aquellos momentos, lo que hizo fue anunciar, el 30 de abril de 1970, una nueva invasión a Camboya, hecho que creó un gran malestar en la población estadounidense y en especial entre los estudiantes de la Universidad de Kent, quienes reaccionaron saliendo a los terrenos del campus para protestar contra aquella decisión.

La Guardia Civil del estado de Ohio, que estaba dentro de la universidad (cosa que ya los estudiantes habían denunciado, porque violaba la autonomía universitaria), reaccionó violentamente contra los manifestantes; incluso utilizó rifles de asalto y disparó contra los indefensos alumnos.

Cuatro jóvenes murieron ese día y nueve fueron trasladados a  hospitales con heridas de bala. Cerca de setenta disparos hicieron los guardias contra los universitarios.

Esa masacre hizo que la opinión pública del país reaccionara enérgicamente y que cerca de cuatro millones de estudiantes salieran a protestar, hecho que dio comienzo a aquellas manifestaciones contra la participación en la guerra de Vietnam. Fueron tiempos muy oscuros en la historia norteamericana.

Recuerdo que en esa época estaba estudiando en el Miami Dade County College, y allí, como en casi todas las universidades y escuelas del país, el ambiente era de furia y protesta. Transcurría la época de los hippies, las drogas en los pasillos de los centros de estudios, la lucha por los derechos civiles y la decadencia del Gobierno de Richard Nixon, que a la larga lo llevó a presentar su renuncia como Presidente.

En fin, la sociedad norteamericana atravesaba en aquellos años por un caos y muchos hasta pensaron que el sistema imperante se iba a derrumbar, cosa que, por supuesto, no ocurrió, y como después de la tormenta viene la calma, aquella  confusión poco a poco fue superada.

Estoy seguro de que más del noventa por ciento de los ciudadanos estadounidenses no tienen hoy ni la menor idea de lo sucedido entonces, hecho que en su momento se conoció como la masacre de Kent University. Aquel criminal suceso, como otras tantas manchas en la historia de EE.UU., cayó en la bolsa del olvido.

*Periodista cubano radicado en Miami

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