Qué riiico es asomarnos a hurtadillas a la habitación y verlos dormir tranquilamente, mientras una adelanta rapidito cualquier cosa que necesite mucha concentración.
Qué riiico son sus buenos días, después de salir corriendo sin chancletas —contrario a lo que le hemos enseñado— desde la cama hasta el sofá.
Fotos: Archivo JR
Qué riiico el primer beso apretujado antes de que una vaya a prepararle la leche calientica. Qué riiico todo eso, al iniciar el día.
Y se disfruta tanto como calma de río, porque después, cuando pasen unos pocos minutos, comenzarán la algarabía, los «mami quiero» y «mami dame», y «mami tengo hambre», y mami estoy aburrido… que solo se calmarán cuando te pongas dura de veras, ya bastante entrada la noche, y te lo lleves a la cama, a empezar la batalla por dormir.
Fotos: Archivo JR
Ahí volverá a comenzar el ciclo de los qué riiico, cuando por fin le veas deslizarse en el sueño y tú, otra vez a hurtadillas, te escapes de su cama para continuar tu jornada. Y es verdad, qué riiico es volver con ellos a ser niños y niñas, y bailar y cantar, y reírnos y jugar a los escondidos, porque solo así se desdibujan por segundos las preocupaciones y las tareas que vienen empaquetados con la adultez. Qué riiico.
Feliz día de la infancia, para tus peques y para ti, si estás entre quienes les construyen la felicidad todos los días.