SANTA CLARA, Villa Clara.— Para muchísimos devino una buena alerta la sanción aplicada al ciudadano que destruyó las plantas sembradas en macetas en el bulevar de esta ciudad, que muestra una imagen más bella por la atinada ornamentación que semeja pequeños bosques.
Desde antes de ese hecho se había advertido el daño a plantaciones con partiduras de gajos obviamente de la mano de depravados trasnochadores, los mismos que orinan aquí y allá, y escandalizan en el mismísimo centro de la ciudad o calles aledañas en un transitar tocado por el desparpajo con la cobija de la madrugada.
Tras la actuación policial y la confesión del autor del hecho, este fue condenado por el Tribunal Provincial a diez meses de privación de libertad, revela la información del Ministerio del Interior en Villa Clara.
Si bien la nota del Minint precisa que situaciones de este de tipo deben contar con el rechazo de la ciudadanía, enfatiza que continuarán recibiendo la máxima atención, pues atentan contra las normas de comportamiento social y afectan el esfuerzo colectivo que se realiza en interés del mejoramiento de la ciudad.
Llama la atención que la actuación dañina del autor de los hechos fue presenciada por agentes de Seguridad y Protección, quienes no realizaron acciones efectivas que evitaran su ocurrencia.
Ese ineficaz comportamiento —a buen entendedor con pocas palabras basta— alerta a los custodios sobre su obligación de actuar ante un hecho delictivo o, al menos, llamar de inmediato a las autoridades.
La sanción satisfizo un anhelo hecho vox populi, es decir, que más allá de multas casi siempre de baja cuantía, se aplique un castigo, sin extremismos, pero capaz de hacer pensar dos veces al propenso a transgredir las normas de convivencia.
Solo así podremos acabar con los regueros de basura, la de evacuar en cualquier esquina, eliminar a esos buzos urbanísticos que, por ejemplo, riegan en busca de vasos plásticos o latas los desechos amontados en la calle… en fin, con esas indisciplinas sociales.
De hecho, en la misma medida en que no se acabe de ponerle punto final a esas actuaciones inaceptables para la sociedad, otros proclives a cometerlas se sumarán, por la sencilla razón de que deducen que si las realizan no les ocurrirá nada.
Es bueno incentivar en las personas el respeto a las buenas costumbres, pero vale la actuación resuelta sobre el transgresor contra el bulevar santaclareño que rubricó la advertencia de que la impunidad no se va a permitir. Entonces, bienvenido sea este desenlace a favor del orden y el respeto.