A los 14 años de edad estamos ocupados en mil cosas. Tal vez los estudios sean el foco de atención, la reunión con amigos, evitar las broncas de mamá. En más casos de lo que debiera a lo largo del planeta, es prioritario también no llegar tarde al trabajo, porque de ello depende el sostén de la familia.
A los 14 años lo más importante es soñar con el futuro. Es poco probable que a esa edad se pueda entender, en toda su hondura, las dimensiones de la tragedia nacional que vive Nepal desde el pasado 25 de abril.
Daula Dalma sobrevivió al terremoto que dejó más de 8 000 víctimas. Quedó mal herida, como muchos, así que quizá por eso, o por no saber entender a ciencia cierta el cambio tan radical sufrido por su mundo, no se quejaba. Ella no podía saber que tenía fractura de tibia y de peroné ni que su destino parecía escrito: inválida por el resto de sus días.
Es fácil imaginar a Daula con sus 14 años en un campo de desplazados en Katmandú, con dolor, pero resignada. Tal vez en su inocencia habrá creído que la vida volvería a ser como antes o quizá rogaba con despertar de su pesadilla particular, tan parecida a la de muchos en Nepal. Seguramente la pequeña no supo comprender cómo aquellos hombres de bata blanca, cuyas palabras ella no podía entender, estaban borrando a fuerza de solidaridad aquel destino macabro.
Desde las cuentas en redes sociales de la Brigada Médica Cubana en Nepal, uno se asoma al rostro de Daula y se nota calmada en los brazos del doctor que la coloca en la camilla, o cuando otro colaborador la guía. Un equipo de médicos cubanos la descubrió cuando hacían terreno y una hora después ya estaba siendo llevada al hospital en Kirtipur, donde los nuestros salvan, y donde a la altura del jueves ya habían atendido a 1 410 pacientes. Daula necesitaba una operación. Se fue al salón con la expresión tranquila, como si intuyera que todo había comenzado a cambiar. En las fotos se ve a Daula sedada, siendo operada por esos hombres, ahora vestidos de verde.
La cuenta en Facebook de la Brigada dio cuenta del éxito de la intervención quirúrgica, una de las 13 realizadas poco más de una semana después de su llegada al país asiático. Un médico después de la operación se queda detrás de la niña todavía dormida. Aún con la mascarilla mira a la cámara. Está serio, pero esos ojos tienen una expresión muy transparente: A los 14 años Daula Dalma puede volver a soñar.