De 60 años (nació el 21 de marzo de 1954) y a punto de pasar a la reserva dentro de unos meses, el general Prayuth Chan-ocha decidió el 22 de mayo encabezar el Consejo para el Mantenimiento del Orden y la Paz Nacional, el nombre oficial dado a la junta militar que tomó el poder en Tailandia, con un golpe incruento, tras ocho meses de protestas para derribar el Gobierno de la primera mujer que había llegado al mandato en ese país monárquico de Asia, Yingluck Shinawatra, aunque esta había sido ya sustituida de manera provisional por Niwatthamrong Boonsongpaisan.
Chan-ocha, como es habitual, suspendió de inmediato la Constitución, decretó el toque de queda, prohibió las reuniones públicas de más de cinco personas, censuró a la prensa con el cierre de canales de televisión y emisoras radiales, amenazó con clausurar cualquier medio que «provoque agitación», incluidas las redes sociales, y detuvo a los jefes de los movimientos civiles, tanto los antigubernamentales como a los progubernamentales o «camisas rojas» del Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura, porque al parecer ni unos ni otros quieren el control del ejército que se concretó en Bangkok.
El General ha sido el Comandante en Jefe del Real Ejército Tailandés desde octubre de 2010, y se le considera un fuerte realista, un militar de línea dura, opuesto al ex primer ministro Thaksin Shinawatra (hermano de la recién depuesta Yingluck), quien fue derrocado en 2006 por el general Anupong, cuando Chan-ocha era subcomandante del 1er. Ejército. Chan-ocha y Anupong han estado lado a lado desde el mismo comienzo de sus carreras militares.
Prayuth también fue uno de los principales propositores de la represión ejecutada en abril de 2009 y luego en 2010 contra los levantamientos de los «camisas rojas», cuando se definió diciendo: «Yo desarrollaré el ejército para que pueda llevar a cabo su misión como protector clave de la soberanía de la nación y de la corona».
Ahora vuelve a participar en un golpe, esta vez como cabeza principal, avalando lo que muchos dentro del propio ejército y sus condiscípulos en la Escuela Preparatoria de la Academia de las Fuerzas Armadas creían: con el general Prayuth como jefe es posible incluso un golpe de Estado si las fuerzas armadas sienten que podrían perder el control sobre los políticos y estar en «desventaja» frente a sus enemigos. Por tanto, se consideraba previsible que impidiera el regreso y mantenimiento en el poder de los Shinawatra.
Sin embargo, el diario Bangkok Post, en un editorial, advirtió al General que la intervención militar ahondará la crisis política, en vez de solucionarla, y le recordó que «el ansiado objetivo de conseguir la reconciliación nacional está cada vez más lejos que en 2006», cuando la asonada dijo tener como fin restablecer la paz y la armonía.
Este 31 de mayo, presentó un programa de varias fases, destinado a solucionar el caos, acabar con la violencia y restablecer la normalidad. Se dio dos o tres meses para garantizar la seguridad y la reconciliación; luego se redactará la Carta Magna, y por último elegirán la Asamblea Nacional y de ella emergerá el primer ministro.
El general Prayuth Chan-ocha anunció que la Junta Militar continuará hasta 2015 y cumplidas las tareas, los uniformados regresarán a sus misiones habituales.