Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

No a una nueva guerra

Autor:

Juana Carrasco Martín

No queremos que nos mientan para entrar de nuevo en la guerra… Una llamada a tu congresista hoy puede detener la desastrosa guerra de mañana. Esta es la convocatoria que hace el portal web antiwar.com, porque el discurso de Barack Obama del sábado —aunque se atribuyó la potestad de iniciar la guerra contra Siria, porque para eso es el jefe militar máximo de su país y pretendido del mundo—, dejó la pelota en el campo del Congreso. Hay quienes dicen que eso fue una marcha atrás del mandatario ante una realidad: ni siquiera entre los más destacados socios o cómplices en las aventuras guerreras de Washington están dispuestos ahora a entrar en un escenario bélico, cuando son demasiados los problemas socio-económicos que tienen en sus propios patios.

ESTADOS UNIDOS ha desplegado grupos de batalla de sus V y VI Flotas en el Mediterráneo y otras aguas internacionales cercanas a Siria para desde ellas poder asestar  golpes misilísticos y aéreos contundentes con los  que piensan doblegar al pueblo sirio y su Gobierno sin necesidad de comprometer a sus fuerzas terrestres y la vida de los soldados norteamericanos; sin embargo, una encuesta de Ramussen Report hecha en febrero, cuando nuevos anuncios comerciales presentaban a la US Navy como «una fuerza global para el bien», la opinión de los votantes de la nación daba que el 70 por ciento cree que la misión primaria de la Armada es proteger y defender a Estados Unidos, y solo el 20 por ciento la ve como una «fuerza global». Algo así como «no nos metamos, donde no nos incumbe».

Jon Queally, periodista de la publicación digital progresista CommonDreams.com, fue directo en sus epítetos sobre la guerra programada por Obama y los halcones del Departamento de Defensa y otras instituciones del Gobierno cuando tituló así su análisis de la peligrosa situación: «En Siria, los cálculos de Obama revelan la estupidez del imperialismo estadounidense», y asegura que el plan de ataque aéreo al Gobierno de Bashar al-Assad expone el cínico y peligroso estado mental de aquellos que escogen la guerra sobre la paz. Queally cita a Seumas Milne en el diario británico The Guardian, quien dice que si Estados Unidos, Reino Unido y sus aliados quieren paz en la región, ellos tienen una forma sádica de mostrarlo, pues «la guerra misma» con la «muerte y destrucción» de la violencia que existe ahora es la que representa la gran amenaza al pueblo sirio.

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